Hasta la aparición de la figura de Bradley Wiggins, campeón del Tour de Francia en 2012, el ídolo del ciclismo británico era Robert Millar, cuyo mayor éxito sobre una bicicleta fue subirse al podio de la Grande Bouclé vestido con el maillot de la montaña. Millar colgó la bicicleta en 1995. De pronto, desapareció no solo del pelotón, sino también de la vida pública. Se hizo invisible por voluntad propia, por defenderse de la crítica y por no implicar a sus más allegados en un proceso de cambio íntimo que ha llevado más de una década en cuanto al aspecto físico se refiere. Ayer, Millar volvió a la palestra. Lo hizo porque ha conseguido un trabajo en la televisión británica ITV 4. Con ese nuevo papel, su rostro volvía a ser público, por lo que, antes de que cualquiera pudiera reconocerle y dar pie a las especulaciones, decidió presentarse como la persona que es: Philippa York.
“Las cuestiones de género ya no son un tema de ignorancia e intolerancia; hay una mejor aceptación y comprensión. Esto es un paso adelante para todos”, declaró en un escrito publicado en la página web Cyclingnews, en la cual explica lo que ha vivido durante su proceso de cambio sexo, un ciclo que, en cuanto al apartado físico, se ha prolongado desde el principio del milenio y que ha querido vivir desde el anonimato.
York, nacida en Glasgow el 13 de septiembre de 1958, corrió con el nombre que le dieron sus padres, y bajo esa nomenclatura subió al podio de los Campos Elíseos, lo que le hizo ganarse el corazón de los británicos. Si bien, pese a no contar con un amplio palmarés, en su época estuvo en la pomada por alzarse como campeón de las tres grandes carreras ciclistas. Se quedó a las puertas de clasificarse entre los tres primeros en el Tour de 1984, edición en la que el francés Laurent Fignon fue campeón por segunda vez consecutiva. También fue subcampeón en las ediciones de la Vuelta de 1985 y 1986 por detrás de Pedro Delgado y Álvaro Pino respectivamente. Para acabar con su colección de subcampeonatos, Millar quedó segundo en el Giro de 1987 a la sombra del irlandés Stephen Roche. Como mancha de su expediente deportivo, se encuentra el positivo por testosterona que en 1992 dio el entonces corredor del TVM-Sanyo. Más tarde, en 1995 llegó su retirada. También el silencio y la invisibilidad para Millar, que comenzó el cambio físico y de identidad sexual.
El exciclista siempre fue un personaje avanzado a su época, como ha mostrado a la hora de anunciar su nueva identidad. Por ejemplo, fue pionero al correr con un pendiente en la oreja. Además, era vegetariano, algo nada común entre deportistas de élite. “Por mucho que haya guardado mi privacidad durante años, hay razones, creo que obvias, de por qué no he tenido una imagen pública desde que hice la transición. Afortunadamente, los tiempos han cambiado desde hace diez años, cuando mi familia, amigos y yo estuvimos sometidos a las opiniones y prejuicios arcaicos que algunas personas y ciertas secciones de los medios sensacionalistas tenían”, describe York, que, gracias a la madurez que ha adquirido la sociedad, puede anunciar al mundo que sí, que es Philippa York.