Donostia. Tom Simpson y Mark Cavendish son los únicos británicos que han arañado una medalla, las dos de oro, al palmarés del Mundial de fondo en carretera profesional. Sin embargo, la colonización del ciclismo anglosajón -con cinco equipos ProTour y el nacimiento del GreenEdge australiano- es un hecho que se traduce en un botín de trece medallas en Copenhague, una más que en 2010 pese a que se va de vacío Estados Unidos. Por cantidad y calidad de los metales, Gran Bretaña, con dos oros, tres platas y un bronce, lideró el medallero por delante de Australia (dos, uno y dos). Nueva Zelanda sumó una plata y un bronce.
Pese a que en los últimos años vive en horas bajas, Alemania ha completado un excelente campeonato, con dos oros en las dos pruebas reinas contrarreloj (Tony Martin y Judith Arndt) y tres bronces, dos de ellos también en la máxima categoría pero en línea, gracias a André Greipel e Ina-Yoko Teutenberg.
Un país que no acaba de encontrar una figura en profesionales como Francia, sigue teniendo una mina en las categorías inferiores. En Dinamarca cosechó sendos títulos sub'23 (Arnaud Demare por delante de su compatriota Adrien Petit) y junior (Pierre-Henri Lecuisinier). En 2009, Romain Sicard sumó el oro sub'23, y desde 2008 no fallan en juniors, con los oros de Johan Le Bon (2008) y Olivier Le Gac (2010) y la plata del propio Demar en 2009.
Las otras selecciones clásicas estuvieron más discretas. Italia sumó un oro (el segundo de Giorgia Bronzini). Bélgica, dos platas en juniors; Holanda, una plata con Marianne Vos y un bronce junior; España no mojó, y Dinamarca cerró su Mundial con una medalla de cada color.