para entender muchos de los movimientos, raros, raros, que suceden en el mercadillo ciclista ahora que la temporada se extingue y apremian los plazos, no sirven las viejas gafas de dos dimensiones del ciclismo de siempre, el de campeones y gregarios. Con esas no basta para verlo todo. Ahora hay una tercera enigmática dimensión. Algo sobre puntos y méritos, un galimatías numérico que genera incomprensión e histeria entre los equipos.

¿Por qué tanto alboroto? Porque esa dimensión da acceso a una lista, un ranking de méritos resultante de un baremo secreto y desconcertante elaborado por la UCI que otorga a los equipos el derecho a pertenecer en 2012 al selecto World Tour, la Liga que integra la élite del ciclismo y de la que depende, en gran medida, la existencia de muchos de ellos. Si no estuviesen en el World Tour, que da, por ejemplo, acceso directo al Tour de Francia, muchos de ellos no existirían. O verían sus presupuestos reducidos a cenizas.

Por eso, más que nombres y palmareses, más que ciclistas, se mendigan puntos. "Te compro cualquier cosa que tenga puntos", les vienen a decir los mánager de los equipos a los mánager de los corredores, que tratan de comprender con celeridad, para sacar tajada antes de que todo el mundo comprenda, un mercado ciclista que ha redefinido la UCI no se sabe muy bien por qué.

Tampoco se sabe muy bien cómo funciona el asunto. No existe una lista oficial donde figuren todos los corredores del mundo y los puntos que tienen. Solo los equipos recibieron en su día el baremo con el que se calcula el valor de cada ciclista, pero resulta tan complicado, costoso y exasperante ponerlo en práctica que algunos de los mánager de equipos han recurrido, como Johan Bruyneel, a empresas de representación, asesorías o incluso estadísticos para saber el lugar que ocupa su equipo en la clasificación o a qué corredores tienen que fichar.

La decisión de que el sistema sea tan hermético, tanto que hasta son los propios equipos los que tienen que hacer los cálculos, la justifica la UCI diciendo que de existir una lista pública, similar a la del World Tour, por ejemplo, se correría el riesgo de alentar una inflación en el ciclismo y de que los corredores fueran subastados como esclavos.

Subastas Es, paradójicamente, lo que está ocurriendo. Los mánager tienen ahora una nueva medida para vender a los ciclistas: a tanto el punto. Solo tienen que saber cuántos puntos tiene cada ciclista. En teoría, solo los equipos la manejan. La UCI dice que también los corredores han recibido, o pueden recibir, el dichoso baremo. Pero un ciclista vasco lleva meses solicitándolo y aún no ha obtenido respuesta. Los mánager no tienen acceso a esa información, aunque el hijo de Pat McQuaid, presidente de la UCI, es mánager de ciclistas y…

Por eso, la lista secreta se ha convertido en un negocio. Vale una pasta. Fran Reyes, un estudiante de Periodismo, 22 años, almeriense aunque acude a la Universidad de Málaga y trabaja para el Geox en esta Vuelta, la tiene guardada en la caja fuerte de su portátil. Es su tesoro. Se lo ha currado. Consiguió el baremo secreto gracias a un amigo francés. Tiró de ese hilo, se pasó horas, días y semanas delante de la hoja de cálculo sumando y restando y ahora sabe cuántos puntos tiene cada ciclista. O, lo que es lo mismo, cuánto vale cada uno de ellos según las reglas del nuevo mercado. También conoce, o se aproxima a conocer, qué necesita cada equipo para seguir o entrar en el World Tour.

Esa información se paga. A Reyes le han consultado ya varios equipos, algunos de ellos punteros, para conocer exactamente la situación en la que se encuentran y obrar así en consecuencia. Si andan pelados de puntos, para fichar a los que los tengan; si van sobrados, para saber que tienen la libertad de subir a ciclistas prometedores de la cantera o a corredores que, sin puntos, son de su agrado. "Los mánager de los equipos fichan ahora mirando la hoja de Excel", asegura Reyes.

¿Fichajes africanos? Así se explican movimientos extraños que no concuerdan con los valores clásicos del ciclismo. Ciclistas que no ganan, ciclistas que no curran, ciclistas que no tienen nombre ni palmarés ni pasado ni futuro, cuestan una fortuna. Claro, tienen puntos. Y se les paga. Dos eritreos han fichado estos días por equipos de élite. Y dicen que más ciclistas africanos o asiáticos desembarcarán en el World Tour porque el baremo del ranking de méritos se asienta, en gran medida, en un criterio de mundialización que equipara a las carreras históricas de la vieja Europa con las de otros continentes. Solo existe una pequeña diferencia, subjetiva, que hace que lo que en Europa vale 50 en África valga 10. El margen es tan sutil que ha desaparecido el antiguo abismo entre el valor de unas carreras y de otras. El Quick Step participó este año en el Tour de Gabón. Puede ser que lo hiciera por cualquier razón, pero todo el mundo habla que fue allí a recolectar puntos. De eso va el ciclismo que trata de redefinir la UCI.

Los expertos hablan de que si el sistema, que no convence a los equipos pero tragan, se mantiene, el ciclismo dará un giro tan abrupto que en lugar de para ganar las mejores carreras se hará para ganar puntos.

Esa percepción de los más escépticos obliga a preguntarse si ese baremo tan secreto no premia con los malditos puntos a los mejores corredores, a los que ganan lo mejor, como hace el World Tour. Parece que no. Que el ranking de méritos no mide el valor deportivo en el sentido clásico. El peso mitológico de una etapa del Tour o del Giro se desvanece sobre la báscula del ranking de la UCI. Apenas vale nada. O, al menos, nada en comparación con lo que suman pruebas de mucha menor trascendencia histórica. Vale lo mismo ser campeón de Bélgica, Francia, Italia, Holanda o España, por decir, que serlo de Eritrea.

Por eso, la temporada perfecta de algunos equipos en términos clásicos -el eje Giro-Tour-Vuelta, los monumentos o las grandes vueltas de una semana- puede generarles problemas al quedarse, sin puntos, en equilibrio, la zona peligrosa, del ranking de méritos que permite habitar un año más en el World Tour.

Puntos de dos temporadas Hay más cosas. Los corredores suman los puntos de las dos últimas temporadas. Ahora, por ejemplo, las de 2010 y 2011. Y hay corredores, los que vienen de una sanción por dopaje durante los dos primeros años, que no puntúan. Por eso, el regreso de Alejandro Valverde al pelotón genera una cuestión problemática en su equipo. Si el murciano, de bueno que es, es el líder y se trabaja para que él gana, ¿de dónde va a sacar puntos su equipo?

También hay más preguntas. Como la de quién estará en esa Liga en 2012. El corte, más o menos, está en torno a los 750 puntos. De ahí para abajo, problemas. Pasarán directamente los quince primeros, mientras que los clasificados entre el puesto 16 y 20 serán juzgados por una comisión especial de la UCI que otorgará las tres últimas plazas. ¿Quién puntúa? Los quince corredores que más puntos acumulen de cada equipo al final de la temporada y los quince corredores que más puntos acumulen en la plantilla de la temporada siguiente; suman también los conseguidos por el equipo y restan los no conseguidos por los quince primeros.

¿Que no lo entienden? Por no entenderlo, por 50 puntos, se quedó el Geox fuera del World Tour en 2010. Casi nadie ha logrado descifrar el galimatías matemático que propone la UCI y que tiene histéricos y desubicados a los mánager de los equipos, que desconocen, la mayoría, por dónde va el tema. Por eso contratan asesores y estadísticos. O preguntan a Fran Reyes. Su lista vale una pasta.