1º Peter Sagan (Liquigas) 4h38:22
2º Pablo Lastras (Movistar) m.t.
3º Valerio Agnoli (Liquigas)m.t.
GENERAL
1º Sylvain Chavanel (Quick Step)22h41:13
2º Daniel Moreno (Katusha)a 15''
3º Vincenzo Nibali (Liquigas) a 16''
La etapa de hoy, 7ª: Almadén-Talavera de la Reina (182,9 kilómetros). Teledeporte (15.45 horas). Eurosport (16.30 horas).
Córdoba. Los esprinters echan humo en la Vuelta y no es por el calor. Se sienten, se deben sentir, desplazados, cada vez más en un ciclismo moderno que ama los repechos, las emboscadas, los puertos antes de las llegadas que se colocan como cedazos donde se atascan sus pesados músculos de acero. Por ahí no pasan. Para esprintar, ahora hay que subir. Y bajar. En esta Vuelta solo ha habido una llegada masiva, la que acabó en Playas de Orihuela, pero sobre una loma, no dura ni larga, pero sí suficiente para que el ganador, Chris Sutton, no fuera el esperado. Así que se ha largado Cavendish, que echaba humo por el calor, y por las cuestas, y los que quedan no se sabrá si están, Freire, Petacchi, Bennati…, hasta que haya un día de calma, uno de los de siesta y bostezos.
Córdoba era un buen lugar para ello. Un paseo largo entre olivares, bajo el mazo del sol que pedía a gritos un ritmo lento, paso andaluz, un puerto de segunda a 20 kilómetros, una bajada larga, siete kilómetros de llano y sprint. O no. Ganó Peter Sagan, el fenomenal chaval, 21 años, del Liquigas, que es rápido y fuerte, estilo Gilbert, pero no fue al sprint. No lo quiso el Liquigas.
Por la mañana en el autobús, Mario Scirea, que fue ciclista en los 80 y los 90 y ahora dirige al equipo de Nibali, les dijo a los chicos que la Vuelta, cinco etapas, iba bien, que todo rodaba según lo previsto, incluso mejor salvo el petardazo de Vincenzo en Valdepeñas de Jaén, pero que faltaba lo más importante, ganar, el gol, que es de lo que va el asunto. "Hoy", les alentó, "es el día". Y señaló a Sagan, un rematador excepcional, rapidísimo, potentísimo, pero que, lo más importante en estos tiempos modernos del ciclismo, sube y baja de maravilla.
Hasta que llegó el puerto, el Alto del Catorce por Ciento, nombre inquietante, de paseo al sol, que era a lo que invitaba el mediodía andaluz, a eso o a una cerveza fresca en algún lugar con aire acondicionado, nada de nada. Más bien lo contrario. Los primeros 60 kilómetros fueron de vértigo. Tan alocados que en el 31, por ejemplo, el líder Chavanel, que lo sigue siendo y quiere llegar así hasta la crono de Salamanca, se metió en un grupo de 20, demasiado peligroso, que el pelotón se lanzó a abortar de inmediato. El resorte, una reacción inesperada, cogió en la siesta a Nibali, Menchov y Wiggins, que se quedaron cortados y tuvieron que ser rescatados por el Liquigas. Cerrada la herida, aún con el susto en el cuerpo, volvió a sonar la alarma. Se hizo otro grupo y en él iba, asómbrense,… ¡Joaquim Rodríguez!
A Purito y a su equipo ruso las cosas les ruedan de maravilla en la Vuelta. Tan bien, tan bien, que incluso al catalán, inalcanzable en Valdepeñas de Jaén, no le tiembla la voz cuando dice que está en la mejor forma de su vida. No solo eso, sino que su moral vuela por esferas tan elevadas, la estratosfera o la litosfera por lo menos, que entiende el triunfo de etapa del miércoles como un trámite, algo lógico y preconcebido que no altera su idea inicial de ganar la Vuelta como sea, pese a la crono de Salamanca, soñando con la remontada en las empinadas cuestas asturianas.
No, claro, ayer. A su grupo lo cogieron de inmediato y Saramontis, Kohler, Doi y Palomares aprovecharon la calma para lucir el jersey durante 100 kilómetros y desgastarse. Cayeron solos, maduros y cansados, cuando subían ya hacia el Catorce por Ciento.
Descenso de vértigo Era el único obstáculo antes de Córdoba. Desde arriba se veían la Mezquita y el barrio antiguo, la Judería, la Calleja de las Flores y la Calleja del pañuelo, la Sinagoga, la casa de Sefarad… A Pablo Lastras todo eso le trae maravillosos recuerdos. En Córdoba ganó su primera etapa en la Vuelta, 2002, y en Córdoba acabó la Vuelta a Andalucía que ganó en 2008. "Sabía, por tanto, dónde y cómo tenía que moverme: al final", contó luego. Sabía, abundó, que había que coronar delante y jugársela después en el descenso. Eso hicieron Tony Martin, David de la Fuente y Seeldrayers, que nada más hollar el puerto, convertido en algo asfixiante y desagradable por el Leopard de Bennati, se lanzaron y cazaron a Moncoutie, que otra vez iba por delante. Luego, apareció el Liquigas.
Fue un surgir como de estampida. Pensado para acercar a Sagan a la victoria de etapa y replanteado de inmediato como un hachazo antológico, una auténtica escabechina en el descenso. Lo vio Nibali de inmediato. "En dos curvas hicimos hueco". Algunos como Sastre, prefirieron apretar el freno antes de que fuera demasiado tarde. "Era una locura". Agnoli, Sagan, Capecchi y Nibali bajaban así. Locos. Pasaron a los cuatro escapados entre una maraña caótica de motos a las que quitaron las pegatinas. ¡Fiuuuuuu! Con ellos iba un extraño: Lastras, un bajador excepcional, de los que arriesgan, que, sin embargo, llegó a meta temblando. "He pasado miedo, miedo de verdad, y yo soy de los que tienen poco miedo en la bici".
En el llano, siete kilómetros a meta, se posaron los cinco. A siete segundos corrían Tony Martín, el líder Chavanel y Joaquim Rodríguez, a los que se unieron luego Fuglsan, Bruseghin, Moncoutie, Cobo, Seeldrayers, Scarponi y Mikel Nieve, atento y valiente el navarro, que espera esperanzado la recuperación de Antón, que ayer volvió a subir a cola el puerto de segunda pero aguantó y llegó en el segundo grupo, a 23''. En Euskaltel siguen confiando en sus piernas. Prueba de ello, Egoi y Verdugo, que iban más adelante, se pararon para esperarle en el descenso.
En Córdoba entraron por avenidas anchas, sin curvas peligrosas. Los cuatro siguieron haciendo hueco. Era una crono por equipos. El Liquigas contra los demás. Tenían una quincena de segundos en el último kilómetro. Entonces, pensaban en que Nibali cazase la etapa y la bonificación de 20 segundos. El sprint lo prepararon con esa idea, pero, claro, estaba Lastras, que no es cojo ni, mucho menos, torpe. Se metió por la derecha, remontó a Capecchi, luego a Agnoli, finalmente a Nibali, y tuvo que ser Sagan, veloz, un rayo, por la izquierda el que librase del ridículo al Liquigas. Las piernas le llegaron a Lastras para ser segundo. Y a Agnoli, para ser tercero, en un despiste enorme, pues privó a Nibali de los ocho segundos de bonificación. "Ha sido un malentendido, nada más. Hubiese sido mejor coger esos segundos, pero no pasa nada", templó el italiano, íntimo de Agnoli. Suelen ir juntos de vacaciones y el siciliano conoció a su actual novia porque se la presentó Valerio, que se daba golpes con la cabeza contra el manillar por el error y pese al triunfo de Sagan.
Diecisiete segundos después llegó el grupo de Nieve y Purito. "He perdido tiempo donde no debía", lamentó el catalán. A 23'' entró el de Antón, Zubeldia, Wiggins, Menchov, Brajkovic, Sastre y Dani Moreno, que sigue segundo a 15 segundos de Chavanel, que aspira aún a vestirse de líder en el primer final en alto que se presente, quizás en el repecho de El Escorial, y ayer, caliente, caliente, cargó contra las motos de carrera que, dijo, beneficiaron al Liquigas, les quitaron el viento, en el llano.
Llana es la etapa de hoy que corre por autovía hasta Talavera de la Reina, donde buscan los esprinters su esperada oportunidad.