La madrugada de entre los días 14 y 15 del pasado junio, y a requerimiento mío, unos agentes de la Guardia Municipal se personaron en mi domicilio a fin de medir los decibelios producidos por un festejo o verbena que estaba teniendo lugar en la plaza de los Prebostes del barrio donostiarra de Amara Berri (la que da a mi fachada). Como era de esperar, tales decibelios excedían de los permitidos, ello en una plaza muy cerrada en la que habitan, lógicamente, personas mayores, enfermos y bebés.
Pues bien, los agentes me indicaron que no les iban a comentar nada a los organizadores y que abrirían un expediente a posteriori.
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El día 16 pasé por el Registro Municipal un escrito mío por el que rogaba al Ayuntamiento que apercibiera a los organizadores del evento sobre su infracción y que me mantuvieran al tanto de la marcha de dicho expediente.
Hasta hoy sin noticia alguna. Y es que me temo que dada la conocida relación personal del sr. alcalde con los promotores de ese festejo ese expediente se haya ido por algún sumidero de la calle Ijentea.
