El próximo sábado 14 de junio, se celebrará la reunión anual de la junta de accionistas de CAF. En ella, el consejero delegado probablemente volverá a sacar pecho ante las abultadas cifras económicas que maneja el grupo y se reafirmará en la estrategia de expansión y diversificación de la empresa, entre otras muchas cuestiones. Otros temas no serán tratados de ninguna manera.

Aun poseyendo cerca del 24 % de las acciones, los y las trabajadoras no tenemos voz ni voto en esa junta de accionistas, ni en ningún otro foro de decisión por lo que no tenemos ninguna capacidad de influir directamente en el rumbo de la compañía. Así, durante los últimos ocho años han repartido a modo de dividendo cerca de 200 millones de euros; han expandido una política de precariedad en filiales y subcontratas; o han metido a CAF en el colono tranvía de Jerusalén, todo ello sin tener en cuenta la opinión de sus propios trabajadores (y accionistas mayoritarios).

Actualmente, el grupo CAF, solo en Euskal Herria cuenta unas 20 empresas y más de 5.000 personas trabajando directamente (además de cientos de puestos de trabajo en empresas auxiliares). Diferentes realidades y muy diferentes condiciones laborales son también consecuencia de la política de esta dirección. En 2024, entre ocho personas de la alta dirección, se repartieron 2,8 millones de euros. En diferentes filiales del grupo, las personas trabajadoras no llegan a cobrar 1.300 euros mensuales, con jornadas anuales que superan las 1.700 horas.

Mientras tanto, sigue adelante el proceso para vertebrar un nuevo comité de empresa a nivel europeo dentro de CAF. Este puede ser un interesante foro para compartir experiencias y conocer diferentes realidades dentro del grupo. Sin embargo, la representación de los y las trabajadoras de Euskal Herria no está garantizada, ya que CCOO sigue negando la participación como sujeto propio de los y las trabajadoras vascas. Con ello, este sindicato busca una representatividad que de ninguna manera le corresponde para “apañar” un nuevo chiringuito, a la medida de sus intereses. Nada nuevo.

Por encima del ansia de beneficios de unos y de los intereses sindicales propios de otros, las personas trabajadoras han entendido que organizarse con LAB es el camino para conseguir mejoras reales. Así, somos ya el primer sindicato en cuanto a número de delegados y delegadas, y el que con diferencia, a más personas trabajadoras representa dentro del grupo CAF. En breve comenzará el proceso de negociación colectiva para las plantas de CAF S.A.

Otras empresas del grupo, como TRENASA, Rail Line o CAF Power, han desarrollado diferentes peleas, por la mejora de sus condiciones. En centros de trabajo como CAF Signalling o Geminys, la interlocución de los y las trabajadoras está ya organizada.

Así pues, requerimos a la dirección de CAF que, dé voz a la representación sindical en los diferentes foros de decisión de la empresa; también en esta junta de accionistas; que corrija las condiciones laborales de los y las trabajadoras del grupo y que facilite, los diferentes procesos de negociación colectiva; que impulse la posibilidad de representación propia, de los y las trabajadoras de Euskal Herria en el futuro comité de empresa europeo, y finalmente, que no comercie con quien pretende utilizar un medio de transporte, para continuar colonizando tierras del pueblo palestino.

Estas reivindicaciones, no estarán en el orden del día de la junta de accionistas, pero al menos que estén presentes entre sus asistentes.

*Representantes de LAB en los comités de empresa de CAF Beasain y CAF Irun