El 26 de diciembre de 1948 fue arrojada al mar en Donostia por su marido, Elisa Beltrán Ruiz de Alda, vecina de Errenteria, que tenía tres hijos: Rosario, Luis y María Eugenia, que tuvieron que marchar a Argentina a intentar emprender una nueva vida.
En septiembre regresarán porque en colaboración con el Ayuntamiento de Errenteria se va a rendir homenaje a Elisa y a su familia. Se está escribiendo un libro, habrá una exposición, un recital, recepción en el ayuntamiento…
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Pero una pequeña y especial actividad, se ha adelantado. El pasado 2 de marzo acudimos a la playa Marbella de Biarritz, donde apareció el cuerpo de Elisa y lanzamos una botella al mar, con un mensaje y un poema, pensando que tal vez pudiera llegar a algún lugar donde fuera encontrada y el eco de la memoria por Elisa y su historia pudiera ir agrandándose.
Ayer recibí un email en francés, de Camille. Encontró la botella en Bretaña, a 700 kilómetros del lugar donde fue arrojada al mar. A Camille le gustó mucho el poema y qué hizo… pues lanzar la botella al mar, para que siguiese su curso y pudiera ser encontrada quién sabe por quién y en qué lugar. Una historia increíble y especial.