Me gustaría poner de relieve una situación que se repite con cierta frecuencia en Donostia. Se trata de la indiferencia que algunos conductores de autobuses muestran hacia los usuarios, especialmente en paradas que están junto a semáforos (como la de la línea 17 en la esquina de Gran Vía con Secundino Esnaola, o la de las líneas 17/28 en Amara Plaza en sentido Hospital). En no pocas ocasiones he observado cómo, pese a que el semáforo está en rojo y el autobús sigue detenido, se niegan a abrir la puerta para que las personas que llegan con apenas unos segundos de retraso puedan subir.
Este tipo de actos afectan de manera especial a quienes van con urgencia a sus trabajos y, de forma aún más preocupante, a las personas mayores, que con frecuencia quedan expuestas a una situación incómoda y humillante. Un ejemplo reciente fue el de un conductor que, pese a tener que esperar ante un semáforo en rojo, decidió no permitir el acceso a varios pasajeros que llegaron justo a tiempo para coger el autobús.
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En mi opinión, sería conveniente abordar este tema para promover un comportamiento más empático y respetuoso con la ciudadanía. Tal vez, dedicar un espacio en sus páginas a concienciar sobre estas actitudes podría ayudar a propiciar un cambio positivo. A fin de cuentas, el transporte público es un servicio de todos y para todos, y su correcto funcionamiento depende también de la buena disposición de las personas que trabajan en él.