Ha concluido ya el año 2024, en el que el "devenir" de los derechos de las mujeres y niñas en Afganistán y, por ende, en otros países (que creo, bien sabemos) fueron férreamente restringidos, o directamente ignorados, en muchas ocasiones con el silencio cómplice de aquellos otros, que dicen respetarlos. Este recién estrenado año tampoco parece que vaya a tener mejores perspectivas para esas mujeres y niñas. En una nueva vuelta de tuerca, en un retorcido código moral que se les aplica, se les prohibirá incluso que habiten con ventanas en sus viviendas, sin ninguna posibilidad de contacto ocular entre ellas mismas, así como la posibilidad de tapiar las paredes si consideran que vulneran dicha norma, lo que, de facto, supondrá enterrarlas en vida, borrando todo vestigio de dignidad para ellas.

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No parece, tampoco, que vayan a correr mejor suerte los derechos de esas otras mujeres, en esos otros países que también nos imaginamos, con encarcelamientos indiscriminados, con muy malas condiciones de salubridad, añadidos estos a los ya previamente existentes que atentan contra sus derechos, con leyes abusivas, es decir, control absoluto sobre sus cuerpos y sus vidas. Todo esto sucede, como decía anteriormente, con muchos silencios cómplices alzando tímidamente la voz y con declaraciones grandilocuentes que no llegan nunca a nada. ¿Cuando seremos capaces, como sociedad de una vez por todas, de no permitir esta degradación constante? ¿O es que vamos a seguir permitiendo que haya más mujeres "tapiadas" en el mundo?