He visto la película La infiltrada, de la directora Arantxa Echevarría. Película de ficción sobre hechos reales, como aclara, sobre una policía que se infiltró en ETA. Para dar más realismo, se incluyen en la misma blasfemias proferidas por los etarras Kepa Etxebarria y Sergio Polo, que existen en la vida real, y con los que la infiltrada tuvo que vérselas.
Cuando Kepa Etxebarria narra a la infiltrada un asesinato que cometió, incluye detalles del mismo entre blasfemias intercaladas. Ignoro si Kepa Etxebarria en la vida real blasfema. Los mandamientos de la Ley de Dios son 10. Los tres primeros relativos al amor de Dios, y los otros siete relativos al amor al prójimo por amor a Dios. Se demuestra el amor a Dios, respetando su nombre, lo primero, y después rindiéndole culto. Y en el Padrenuestro decimos “santificado sea tu nombre”. O sea, que la blasfemia es la mayor ofensa directa a Dios.
Si para dar más realismo, Arantxa Echevarría recurre a la blasfemia, mal hecho. La blasfemia no se debe ni repetir. ¡Qué diferencia con los gudaris del 36- 37! “Jamás oí en mi batallón ninguna blasfemia ni juramento” (Ignacio San Salvador del Valle, del batallón Amayur).