No voy a hablar de los catorce ochomiles conseguidos por Edurne Pasaban, sino de su empuje y fortaleza en la lucha de ir superando la vida. Hace días, en concreto el pasado 23 de noviembre, estuve en el congreso Gure Lurra. Sembrando futuro, organizado por la Diputación Foral en el Kursaal. Nos dio una lección de cómo ir superando los pequeños retos de la vida y cómo congeniar lo rural con lo urbano. Edurne nos habló de la mochila de la vida que necesitamos para ir superando los retos: ambición, afán de superación, aprovechar las oportunidades, saber gestionar el miedo y cultivar el espíritu de equipo. Por supuesto que hay cosas que funcionan mal, pero "nunca una noche ha vencido al amanecer". Una metáfora bonita sobre la vida es la ascensión a un monte. Nuestros montañeros, abandonando el descanso del refugio, se echan a la cima, motivados y estimulados por ir superando los entuertos y dificultades. Y al final se consigue el objetivo marcado. Reconozco que lo que estamos viviendo es de oscuridad, con problemas serios sea en el medio ambiente, en lo internacional como en la vida económico-social. Es importante cambiar el chip del planeta herido a una construcción justa y equitativa. Me gustó la filosofía de Edurne, de salir del refugio y de la comodidad y marcar el camino de la cima con decisión y con esperanza de no sólo conseguir el triunfo, sino que el equipo entero siga adelante. Bonita parábola para estos momentos de cierto pesimismo colectivo que vivimos. Las montañas altas están para ser escaladas y los problemas para ser resueltos. Eguberrion, Edurne!
