Balance de los dos primeros años de legislatura: Desaparición de inmuebles históricos y villas de gran valor arquitectónico y sentimental. Amenaza de derribo de más villas y inmuebles, por su nula o escasísima protección. Anuncio de reconversión del teatro Bellas Artes en viviendas. Talas indiscriminadas e inexplicables en Paseo de Bizkaia, Arbaizenea, Belar-tza, Lurdes Txiki, plaza Sarriegi y ahora Cristina-Enea, donde sí era posible otra alternativa menos traumática, y no reposición de árboles con sellado de alcorques por toda la ciudad. Amenaza de intervención en el magnífico e histórico parque de Viveros de Ulía. Ninguna voluntad de impulsar la recogida selectiva de basura, contraviniendo a las directrices de la Unión Europea. Licencias de apertura de hoteles sin fin. Instalación de farolas inmensas en frente de la puerta de Brandenburgo, desvirtuando la visión de la misma, etc. El balance es desolador. Habrá que encomendarse a San Sebastián, el santo patrón, como hicieron nuestros antepasados para librarse de la peste, a ver si ocurre un gran milagro y se instaura el sentido común en el Ayuntamiento.
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