Una extraña y gravísima enfermedad se extiende por Donostia y nuestros árboles caen víctimas de ella uno tras otro todos los años en estas fechas. Los últimos han sido tres hermosos tilos del Paseo de Francia, dejando un vacío imposible de llenar. La enfermedad tiene un nombre, mezquindad, que anida en la cabeza del responsable de parques y jardines y que le impide ver los árboles como otra cosa que una molestia que suelta hojas y en ocasiones ramas que hay que barrer.
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