La primavera, una estación variable y juguetona, nos trae sorpresas. En el agro vasco suelen señalarse las fechas denominadas "zozomikoteak". Según la leyenda, los meses de marzo y abril hicieron una apuesta: marzo se rió del abril de los verdes brotes y le retó a que ya no podría desbaratar con sus lluvias las cosechas que asomaban en las huertas. Abril recogió el guante y pidió a marzo un día y medio de tiempo, a ver quién podía más.
Trato hecho, el último día de marzo soplaron los vientos, mojaron las lluvias, arrasaron los torrentes y quemaron los rayos.
El primer día de abril este repitió la jugada y se llevó hasta el rebaño de algún pastor despistado. Son fenómenos que la experiencia del buen avistador conoce y teme.
De lo más novedoso en esta primavera que tarda en asentarse ha sido la institucionalización de los tacones en las féminas presentadoras del tiempo meteorológico en ETB. Sale la Gándara al plató y se para el mundo. Sale Ana y se adivinan las olas bajo los pies de la surfista.
Pero eso no es nada comparado con las virguerías añadidas a principio de temporada en el espacio dedicado al tiempo. Una vez terminados los deportes y aunque estés de pie y apuras la taza de café, esperando que digan de una vez el tiempo que va a hacer mañana, tienes que tragarte un reportaje de 20 minutos con estadísticas, contemplación de bellas estampas espaciales, celestes, terrestres y urbanas hasta que, por fin, te enteras de lo que necesitas saber.
Un saludo cariñoso a Aristi, director del programa, y al de Gabiria que, casi siempre, aciertan a adivinar el futuro. Y un ¡hurra! a los tacones de las chicas. ¿Será que reciben señales espaciales a través de los zapatos?