Veía tus dibujos en La Codorniz. Y en 1963 te conocí en el Estudio de Antonio Valverde. Preparabas el cartel y el folleto del 150 aniversario de la quema de Donostia. Amable, educado, persona. Artista. Desde entonces han sido muchas las veces que hemos hablado. Te he pedido asesoramiento y me los has dado. Tu sencillez en el trato al principio me ponía nervioso, porque tú eras para mí "un grande del arte". Conocedor en profundidad de las cualidades de las obras de Arte, de la importancia que desarrolla el que se dedica a ello y de la tristeza del trato con que lo ven muchas veces quienes dirigen la sociedad. Es falta de cultura. Y sufriste mucho con historias vividas. Los dos estábamos de acuerdo con la falta de cariño para San Telmo. Pensábamos que tenía que mejorar. En fin, Rafael, el blanquito y mi txikito hacían para mí de recogida de memoria, eran para mí una lección de arte y cultura. Nos has dejado. A mí me ha cogido la noticia con el lápiz en la mano en tierra de otro sol. Y se me han mojado los ojos. Pero he recordado uno de los triunfos que conseguiste con la creación del libro, Enciclopedia de la plata española y virreinal española", en el año 1984. Además de la importancia de todas tus obras artísticas. Aquí no se te hizo mucho caso. Fuera sí y así te lo reconocieron con el nombramiento de "Academia correspondiente de la Historia". La sonrisa de tus figuras del Belén ya se fueron pero yo, cada día que paso por la plaza de Gipuzkoa, me sonrió. ¿Cuántos tienes tú? Me decías hace poco, 71. ¡Uy!, te llevo diez. Espera un poquito Rafael y te contaré el resto.
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