Oscar Wilde decía que no existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir, y decirlo, y hoy no puedo por menos que salir para hacer un comentario, sobre un curioso artículo publicado hace unos días. Comenzaba diciendo que un joven ruso había tocado los pechos a mil mujeres, para captar su energía positiva, y pasársela a su presidente, que está "demasiado ocupado". Al poner esto entre comillas, hace suponer, o que el presidente no pega ni golpe, o que su presidente está demasiado ocupado, y claro, si no pega ni golpe, ¿para qué quiere transmitirle energía positiva?, si no va a serle necesaria.

El tocólogo en cuestión, hubo de sufrir el rechazo de unas 7.000 mujeres sensatas que le mandaron al paseo, pero unas mil no tuvieron inconveniente en dejarse acariciar, al tiempo que les decía: ¡todo por Putin! A pesar que el protagonista dice ser músico de profesión, y consecuentemente gustarle "tocar", no le justifica de ningún modo, el tocar los pechos a 700 patriotas, que ingenuamente accedieron, pensando en el bien que le iban a hacer a Putin, al cual le dio la mano, y este dicen que ni se inmutó, lógico, dado que la carga positiva de una acción así, se la queda quien la disfruta.

La teta y la Luna, Sin tetas no hay paraíso, títulos de película, que posiblemente le inspirarían a éste joven ruso, para acometer su aventura, que ya está dando vueltas por Internet, y que está consiguiendo una gran audiencia de internautas, que no dejan de asombrarse, el poder de persuasión que atesora, al conseguir que 700 jóvenes se hayan dejado acariciar por él, en una de las zonas que más nos cautiva al hombre.