Democracia para todos
Señor Iñaki Galdos:
Nos tiene en los últimos tiempos sometidos a sus dictámenes tanto en lo político, en lo legislativo como en lo social. Situación que, esperemos, dure poco tiempo.
Intentaré expresarme con la mayor brevedad posible ya que el tema lo requiere, sobre la soberbia unida a la prepotencia. Tenía varios adjetivos para definir a un político malherido, entre los que no estaban los que acabo de nombrar y que añado.
Voy a definirle alguna de las situaciones de las que he sido testigo.
No llego a comprender que pretenda influir en la sociedad para que cualquier petición se tramite a través de los grupos que tienen la responsabilidad de gobernar y no también a través de los grupos de la oposición, a tenor de las iniciativas que de éstos se aprueban. De sus declaraciones públicas se extrae la poca consideración de los mismos y, por defecto, de todos los ciudadanos a los que éstos representan y, como públicas que son, le escribo esta carta.
En otro orden de cosas, le diré que las malas relaciones que mantiene con diferentes entes sociales y sus directivos, entre ellas las que mantuvo con el señor Iñaki Badiola, nos llevan a una situación límite que afectó directamente a los intereses de todos sus accionistas, abonados, aficionados y demás. Tal situación produjo que tuvieran que salir en defensa del club y de todo lo que representan los diferentes grupos políticos de la oposición, así como el grupo político con el que gobierna. Por otro lado, me duele que, para resarcirse de riñas políticas se utilice la imagen no sólo de un club, como puede ser el Lagun Aro, sino la de todo el basket guipuzcoano, que se ve beneficiado de las partidas presupuestarias de la Diputación, como no puede ser de otra manera; y, por el mero hecho de que éstas pretendan actualizar o modernizar instalaciones que no son de su propiedad, se les niegue tal opción y, para justificar esto, se entre en disputas políticas.
Nos tiene acostumbrados, señor Galdos, al insulto cuando ejercemos la defensa de lo que creemos apropiado, y podría tener dudas de si el error provenía solamente de mí; pero ya veo que no, pues son muchas las personas con las que usted ya se ha enfrentado.
Señor Galdos: guarde las formas para que todos podamos convivir con un poquito más de consenso.