Los donostiarras que queremos nuestra Tamborrada, que hemos gozado con barriles y tambores, tocando y oyendo, somos -ante todo- respetuosos de cómo montaron la fiesta desde sus comienzos las sociedades populares. Cada una proyectó sus desfiles por las calles de su barrio o por rutas elegidas, pero respetando la antigüedad, el recorrido de las demás. No sé quién llamó "oficial" a una de ellas. La única "oficialidad" la da la aceptación del pueblo a una fiesta que él inventa. La casa en la que dejamos nuestros impuestos no puede ni debe inmiscuirse en la vida de ésta ni de ninguna otra expresión popular nacida en el pueblo. Sólo subvencionan con nuestro dinero.
Ni ninguna organización de Tamborrada pretender usurpar el poder de la tradición, el recorrido antiguo de otra Tamborrada en su barrio, en su recorrido anual y antiguo. Si la casa en que depositamos nuestros impuestos quiere "oficializar" una fiesta popular con formas arbitrarias y dictatoriales obligando a cambios, dejando a un lado a las sociedades o grupos que la han creado, que lo haga público su máximo hacedor. Yo doy una idea. A principios de la década de los 90, en dos ocasiones la izada de la bandera se realizó en la terraza del Gran Casino, por obras en la plaza de la Constitución. Se puede hacer rotativo cada año. Pero el horario y recorrido de las que no quieran que los dejen en su sitio, tranquilos. Por derecho natural y moral que la antigüedad otorga.