Una influencer intenta reconstruir su rostro, deformado tras una operación estética clandestina
La brasileña Juliana Oliveira lucha por recuperar su vida después del desastre que ocurrió en 2017
Las operaciones estéticas están a la orden del día, y más en esta era en la que las redes sociales llevan a mucha gente a preocuparse más que nunca de su imagen. Y como no todo el mundo puede permitirse el dinero que cuesta ponerse en manos de un cirujano o pagar un tratamiento complejo, muchas personas recurren a operaciones clandestinas con supuestos expertos que ejercen sin título, sin conocimientos en la materia y en lugares que no cuentan con las mínimas condiciones de salubridad, higiene y seguridad.
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Operación fallida
Y luego pasa lo que pasa, porque al final cualquier intervención tiene su riesgo, y operaciones realizadas por las manos incorrectas pueden llevar al desastre. Que se lo digan a una influencer brasileña llamada Juliana Oliveira, conocida en las redes como Juju do Pix, que en 2017 se sometió a una operación clandestina en Rio Grande do Sul y desfiguró hasta el límite el agradable rostro que tenía.
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Contaba con 32 años y quería rasgos más femeninos en su rostro, pero se la jugó yendo a donde fue, porque en lugar de rellenos con silicona, que era lo que debían haberle introducido, le inyectaron 21 jeringas de aceite mineral. El daño provocado fue tan visible como irreversible y, lógicamente, al desastre físico se unieron graves secuelas mentales y la imposibilidad de encontrar un trabajo debido a su imagen.
Visibilidad y ayudas
Oliveira no optó por rendirse y encerrarse en casa para que no la vieran, sino que decidió dar visibilidad a su caso y contarlo tanto en las redes sociales como en apariciones de televisión, donde pidió ayuda para conseguir dinero de cara a someterse a alguna operación que pudiera revertir algo la desfiguración permanente de su rostro.
La generosidad de la gente le permitió recaudar 3.200 euros, y además por la primera operación el cirujano que la intervino, en el mes de junio en Sao Paulo, no le cobró nada, consciente de la buena publicidad que podía obtener con la visibilidad de Oliveira en las redes sociales y en los medios de comunicación.
Un largo camino
La intervención se alargó durante cuatro horas, pero sólo se trató de un primer paso de muchos que debe seguir para tratar de que su rostro pueda asemejarse en algo al que tenía antes de la fallida operación clandestina. Así que el tratamiento se prolongará en el tiempo con el mismo cirujano, que trata de vaciar su cara evitando que la premura pueda desembocar en necrosis. Seguro que Oliveira lo seguirá mostrando en sus redes sociales para concienciar de la necesidad de recurrir a profesionales titulados y no a cualquiera que quiera hacer negocio.