Hace unos días se hicieron virales las imágenes de una gigantesca bola metálica que había aparecido en la costa japonesa. Se trataba de una esfera de hierro de un metro y medio de diámetro que había llegado a la playa de Enshu, próxima a la localidad de Hamamatsu, al oeste de Tokio. Tras encontrársela una mujer a primera hora de la mañana, la Policía acordonó la zona y realizó las primeras averiguaciones con un equipo contra explosivos. Se descartó que se tratara de una mina submarina (podía parecerlo por los dos puntos de enganche que tenía) y surgieron diversas teorías.

Las más disparatadas hablaban de que podía tratarse de un objeto extraterrestre, pero también había quien especulaba con un globo espía, en un momento de una creciente tensión por esos objetos entre China y Estados Unidos. Pero esas teorías pronto quedaron descartadas. La presencia de percebes en la superficie de la bola dejaba bien claro que la esfera había llegado del mar.

Después de examinar detenidamente el objeto y comprobar que estaba hueco por dentro, las autoridades japonesas han desvelado de qué se trata. Lo ha hecho el jefe del Departamento de Gestión de Costas y Ríos de la prefectura de Hamamatsu, Hiroyuki Yagi, en declaraciones a The New York Times: es una gran boya que fue arrastrada por la corriente hasta la orilla. Su destino será la basura, porque no tiene ninguna utilidad.