La catástrofe de la dana en Valencia ha generado un torrente de bulos y falsedades que en este 2024 ha puesto de manifiesto ante la ciudadanía la existencia de campañas orquestadas para manipular a la opinión pública.
Expertos consultados por EFE Verifica coinciden en que la oleada de desinformación coordinada que surgió alrededor de la catástrofe se reveló sin ambages cuando fue evidente que no había miles de familias reclamando a la supuesta multitud de desaparecidos que se denunciaba en redes sociales, o cuando en el famoso aparcamiento de Bonaire no se encontró ni un solo fallecido de los muchos que se anunciaron en numerosos mensajes lanzados por las redes sociales.
Conspiraciones para alimentar la indignación
“La dana lo que ha hecho ha sido hacer evidente para el público generalista, y no solamente para los que nos dedicamos a esto, que existe la desinformación organizada y orquestada”, señala a EFE Verifica Clara Jiménez Cruz, presidenta de la Red Europea de Estándares de Verificación (EFCSN, por sus siglas en inglés) y consejera delegada y cofundadora de Maldita.es.
“Que la desinformación no es solamente algo que surge por mera curiosidad humana para llenar vacíos, sino que en este caso ha sido muy evidente cómo diferentes contenidos desinformadores, diferentes bulos, generaban una narrativa que hacía que la población, o que una parte de la población, se creyese que había ocurrido algo de lo que no había absolutamente ninguna prueba”, subraya.
Jiménez Cruz cita como ejemplo el aluvión de falsedades que, con distintos argumentos, conjeturaban con que en el aparcamiento del centro comercial de Bonaire había cientos de muertos, pese a que no se halló ni un cadáver.
Otras teorías de la conspiración aseguraban falsamente que la catástrofe había sido causada artificialmente o que las inundaciones fueron consecuencia de la destrucción de presas, afirmaciones que circularon simultáneamente en distintos países y que ya habían sido utilizadas para negar la influencia del cambio climático.
Además, la indignación por esta tragedia fue el caldo de cultivo que algunos actores utilizaron para atacar con falsedades a organizaciones como Cruz Roja y Cáritas, quienes desde hace tiempo se han visto afectadas por otras campañas de desinformación -relacionadas principalmente con la acogida de inmigrantes- que buscan dañar su imagen.
No se trata de un caso nuevo. En Estados Unidos, tras el paso del huracán Helene, que arrasó seis estados y provocó alrededor de 200 muertos, se lanzaron numerosos bulos que iban desde que se negaba ayuda a los estados mayoritariamente republicanos hasta decir que la tormenta se había creado de forma artificial para perjudicar e impedir el voto en favor de Donald Trump. Desde la Casa Blanca tuvieron que salir al paso de estas fake news que políticos y hasta el propio candidato republicano ayudaron a expandir.
Criminalizar a los inmigrantes
En 2024 se registró un aumento de la circulación de bulos racistas en Europa en comparación al pasado año, según constatan los informes del Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO).
Clara Jiménez Cruz señala que la inmigración es un “tema sencillo con el que polarizar” y que la desinformación suele criminalizar a estas personas, vincularlas con la violencia o presentarlas falsamente como beneficiarios de numerosas ayudas públicas.

Un ejemplo de ello se produjo en agosto, cuando la muerte de un niño de 11 años en la localidad toledana de Mocejón desató una oleada de bulos que aseguraban que el autor era una persona inmigrante, aunque el detenido resultó ser finalmente un ciudadano español.
Según Jiménez Cruz, este caso comparte similitudes con la desinformación que se originó tras el asesinato a finales de julio de varios menores en Southport (Reino Unido) y que derivó en violentas protestas racistas, a pesar de que el presunto autor era un ciudadano nacido en Gales.
Para Rocío Sánchez del Vas, docente e investigadora de la Universidad Carlos III de MAdrid, toda esta desinformación busca “generar un enemigo común” con el fin de posicionar a un grupo poblacional “en contra de algo, que normalmente suele ser el discurso oficial y las instituciones”.