Suben las temperaturas y las playas y las piscinas al aire libre se convierten durante el verano en uno de los lugares favoritos de ocio y en un entorno ideal para la práctica deportiva.
Las sesiones de gimnasio, los partidos de pádel o los encuentros de futbito disminuyen durante la época estival y la natación se presenta como una oportunidad de ejercitarse sin pasar calor: es un deporte refrescante, un ejercicio muy completo y una buena herramienta para adelgazar.
Se trata de un deporte que combina el trabajo aeróbico y de fuerza; es de bajo impacto, lo que evita daños en las articulaciones; quema muchas calorías y fortalece todo el cuerpo, y es una forma efectiva, segura y global de perder peso.
A diferencia de otras actividades como caminar o correr, nadar implica el uso simultáneo de casi todos los músculos del cuerpo. Brazos, piernas, abdomen, espalda, glúteos... se activan con cada brazada y provocan un alto consumo energético, fortaleciendo los músculos y tonificando la silueta.
Según el peso, el estilo y la intensidad del entrenamiento, nadar durante una hora puede quemar entre 400 y 900 calorías. Además, el agua ofrece más resistencia que el aire, lo que hace que el cuerpo tenga que trabajar más y queme más grasa.
Cuánto hay que nadar
Como en cualquier deporte, la clave es ser constante. Los expertos recomiendan nadar dos o tres veces por semana durante 45 minutos para empezar a notar los beneficios, y tener paciencia y esperar entre 4 y 6 semanas para apreciar cambios visibles.
Proponen también alternar los días de nadar con otros de caminar o hacer estiramentos para que el cuerpo tenga tiempo de recuperarse sin agotarse ni lesionarse.
Trucos para quemar más calorías
No todos los estilos de natación queman el mismo número de calorías. Mientras que mariposa es el más intenso y el más exigente técnicamente, crol y espalda son más accesibles y también muy efectivos para perder peso.
Además del estilo elegido, también es importante ir variando la intensidad durante la sesión. Utilizar determinado material, como aletas, aumentará la resistencia y con ella el esfuerzo muscular y el gasto calórico.
Más que perder peso
La natación no solo te ayudará a perder peso, sino que también tonificará tu cuerpo: los músculos se fortalecen y se alargan dando lugar a una silueta más definida y firme.
El agua tiene también un efecto drenaje sobre la piel, similar a un masaje constante, lo que ayuda a reducir la retención de líquidos y a mejorar el aspecto de la celulitis. Si nadas en el mar, el agua salada potencia aún más estos beneficios gracias a su poder exfoliante y purificante.
Además, al estar sumergido, el cuerpo experimenta una presión que favorece la circulación sanguínea y reduce la carga sobre el corazón. También se incrementa la capacidad pulmonar y mejora la respiración, siendo especialmente beneficiosa para personas con asma e hipertensión.
Dieta y estilo de vida
Una cosa está clara y es que no hay pérdida de peso sin un déficit calórico. Así, la natación puede ayudar a quemar muchas calorías, pero si no se acompaña de una dieta equilibrada y de una buena hidratación, los resultados tardarán en llegar. También es importante cuidar otros factores como el estrés, el descanso o la inactividad. Dormir bien y llevar una vida activa marcará la diferencia.