Existen varios tipos de verrugas, y cada cual requiere un tratamiento diferente. Aunque una solución eficaz para todas ellas es acudir a un dermatólogo, en algunos casos se pueden eliminar con tratamientos disponibles en farmacias.

La dermatóloga y creadora de contenido vasca Leire Barrutia, que comparte en sus redes consejos e información de interés relacionada con la salud de la piel, ha publicado un vídeo donde explica los diferentes tipos de verrugas que existen y cómo tratarlas.

Entre las más frecuentes se encuentran las denominadas acrocordones o fibromas blandos. Conviene saber que no se quitan con crema y no se deben quitar en casa. La doctora Barrutia recomienda acudir a consulta y quitarla a través de un proceso de electrocoagulación o cortándolas.

Asimismo, la dermatóloga también menciona las verrugas víricas, que aparecen en las manos, y son consecuencia del virus del papiloma humano. Se pueden tratar en casa con productos antiverrugas.

En relación a las denominadas queratosis seborréicas, aparecen en zonas como la axila, el tronco o la espalda, y Berrutia matiza que aunque lo parezcan, no son verrugas y se pueden suavizar con varias cremas que contengan ácido salicílico, aunque ninguna crema las eliminará por completo. La única solución será realizar un tratamiento en consulta.

Asimismo, los nevus intradérmicos, que aparecen en la cara, son benignos pero para eliminarlos habrá que realizar una pequeña cirugía. En ocasiones también se podrán eliminar con láser.

En último lugar, la dermatóloga explica que los puntos rubí o angiomas capilares también son muy frecuentes. Estas pequeñas manchas de color rojizo son habituales en prácticamente toda la gente. Para tratarlas se deben emplear tratamientos de láser o electrocoagulación.

Cuidado de la piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y cumple funciones vitales como protegernos de agentes externos, regular la temperatura corporal y permitirnos percibir el entorno. Por ello, mantener una rutina adecuada de cuidado es esencial tanto para la salud como para la estética.

Un buen cuidado de la piel comienza con la limpieza diaria para eliminar impurezas y restos de contaminación. Utilizar productos suaves, acordes al tipo de piel, ayuda a prevenir irritaciones y desequilibrios.

La hidratación es otro paso clave, ya que una piel bien hidratada conserva su elasticidad y previene la aparición prematura de arrugas. Además, el uso diario de protector solar es indispensable para proteger la piel de los dañinos rayos UV, que pueden provocar envejecimiento prematuro y aumentar el riesgo de cáncer cutáneo.

Rostro de una chica que cuida su piel Freepik

Hábitos saludables

Los hábitos saludables también son fundamentales: una dieta equilibrada, el consumo adecuado de agua y el descanso favorecen una piel luminosa y saludable. Asimismo, evitar el tabaco y el exceso de alcohol contribuye a prevenir el deterioro cutáneo.

En definitiva, el cuidado de la piel no solo mejora nuestra apariencia, sino que también es una inversión en salud a largo plazo. Incorporar estos hábitos en la rutina diaria es clave para mantener una piel radiante y protegida.