Uno de los mayores atractivos del verano son las piscinas y las playas. Son ideales para darse un chapuzón y refrescarse mientras pasamos un día en familia o con amigos. Sin embargo, aunque sean sitios ideales para relajarse y disfrutar, no hay que bajar la guardia, ya que tanto las piscinas como las playas implican varios peligros, entre ellos el ahogamiento infantil.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el ahogamiento infantil es una de las diez causas principales de muerte en menores, esto se debe en gran parte a la falta de vigilancia y los descuidos, pero en realidad son accidentes que se pueden evitar.

Hay que subrayar la importancia de estar constantemente pendiente de los niños, aún habiendo socorrista. Los índices de ahogamiento más elevados corresponden a menores de entre uno y cuatro años, seguidos de los niños entre cinco y nueve años. Un error muy común es subestimar los riesgos de una superficie poco profunda, ya que treinta centímetros son suficientes para que un niño se ahogue.

Aunque las playas parezcan el entorno más peligroso para que ocurran este tipo de accidentes, las piscinas particulares son las que más casos de ahogamientos infantiles registran, ya que no cuentan con socorrista o vigilante durante las horas de baño, al contrario que las piscinas municipales o comunitarias. Los motivos más comunes normalmente son que no cuentan con valla de seguridad o que los adultos no están prestando atención.

Por esa razón, se recomienda que cuando un niño no contesta o no aparece, el primer lugar donde se debe buscar sea en la piscina. Cuando un menor se ahoga, no produce ruidos ni gritos, realiza movimientos con los brazos intentando salir del agua. Una persona adulta puede ahogarse en uno o dos minutos, en cambio, un niño, puede ahogarse en apenas treinta segundos.

A pesar de que los adultos deban asumir toda la responsabilidad de las seguridad de sus hijos, también es importante concienciar a los niños sobre los peligros de las piscinas, como por ejemplo, jugar al típico juego de quién aguanta más la respiración bajo el agua, nadar en la zona más profunda de la piscina e incluso correr por los bordillos y saltar en zonas poco profundas para evitar caídas y lesiones.

Para evitar estos sucesos, hay varias medidas que podemos tomar para que todos disfrutemos tranquilamente del baño. Aunque siempre podemos bañarnos con nuestros hijos y así, además de compartir un momento divertido con ellos, nos aseguraremos de que están a salvo.

Un padre enseñando a su hija a nadar en la piscina. Freepik

CONSEJOS PARA PREVENIR INCIDENTES CON NIÑOS EN LA PISCINA

-Vigilar constantemente a los niños. Tanto si están en el agua, como cerca de ella, es importante seguirles siempre la pista y sobre todo, no hay que dejarle esta responsabilidad a un niño mayor.

- La regla 10/20. Esta regla consiste en mirar a la piscina cada 10 segundos y comprobar cada 20 segundos que puedes llegar hasta donde se encuentra el menor con el brazo.

- Instalar vallas de seguridad. Esto evitará el acceso de los niños cuando no haya ningún adulto que pueda vigilarles. Se recomiendan las vallas de 1,2 metros de altura.

- Flotadores y manguitos. Una buena manera de asegurarse de que el menor no se va a hundir, sobre todo, si todavía no nada adecuadamente, es ponerle manguitos o flotadores. Aunque estos no eximen a los adultos de estar atentos.

- Juguetes en las piscinas. Cuando el baño haya terminado, se recomienda sacar los juguetes de dentro de la piscina para que al niño no se le ocurra meterse para ir a buscarlos.

- Desagües y depuradoras. En las piscinas particulares hay que conocer donde se ubican estas salidas para que tanto el niño como un cordón o cinta del bañador, no queden enganchados en el fondo de la piscina.

- La digestión. No hay que bañarse justo después de haber comido. Si no realizamos la digestión adecuadamente podríamos sufrir un corte de digestión en el agua. Se recomienda que hayan transcurrido dos horas desde la última comida.

- Dispositivos de rescate. Hay que asegurarse que la piscina, tanto pública como privada, cuenta con socorrista, pértiga, salvavidas homologados y tener a mano un teléfono.

- Enseñar a nadar. Si los niños han aprendido a nadar adecuadamente ganarán confianza en el agua y se desenvolverán mejor en la piscina. También es importante que los adultos sepan nadar y si es posible, primeros auxilios.