El Bidasoa ha logrado este sábado un triunfo de quilates (32-36) en una cancha en la que hasta la fecha solo contaba una victoria en cuatro visitas en Asobal. Lo hizo gracias al buen trabajo defensivo de la segunda mitad, en la que encajó solo 13 goles frente a los 19 inasumibles previos al descanso.
Quizá en canchas como la de Aranda de Duero no se logren hoy triunfos que lustran como lo haría ganar en el Palau Blaugrana, en Campushalle o en Wunderino, pero el camino del Bidasoa para regresar a Europa (y mejor como subcampeón de Liga) pasaba por el Santiago Manguán como pasó por Puente Genil o por Nava de la Asunción.
Y por momentos en la primera mitad, no lo pareció. Esos 30 minutos iniciales parecían un manual de cómo hacer añicos los planes del conjunto guipuzcoano, que se proponía controlar que el choque se desarrollara según sus intereses. Para eso se imponía defender como la piedra filosofal, y acompañarla con un ataque que no propiciara fugaces contraataques locales.
Un entonado Mario Nevado daba las primeras ventajas para el equipo que entrena Álex Mozas pese a los errores en fase ofensiva. Enfrente, los impulsos del intenso equipo ribereño, liderados por el zumaiarra Asier Iribar (suyos eran 4 de los primeros 8 goles locales), le permitieron meter proa como en una regata. Y de la primera tosta se pasó a la segunda de ventaja: David López ponía los dos goles de renta por primera vez en el minuto 15.
Mozas detuvo el choque después de que subiera al marcador el 12-10 Tamás Jánosi, fichaje arandino reciente, pesadilla bidasotarra en la última jornada de la pasada Liga en Puente Genil. A la vuelta, el Bidasoa ofreció el primer gesto de reacción. En apenas tres minutos, Rodrigo Salinas, que regresaba de su lesión, redondeaba el 1-3 de parcial. Una mejoría necesaria, pero insuficiente.
Sin defensa, no hay paraíso
Sin encontrar constantes vitales en la retaguardia, una mínima continuidad en el rendimiento defensivo, aquello era se asemejaba a un ejercicio en el alambre. Una ruleta rusa que podía beneficiar a un equipo que sobre todo en casa bien podría ser un motor Stirling, que se alimenta de su propio calor.
El Bidasoa debía helar aquello y no fue capaz en lo que restaba de la primera parte: en ocho minutos se subió del 13-13 al 19-16 en un visto y no visto. Tres paradas de Guitart —que no salió de titular— impulsaron a sus compañeros, entre los que reaparecían fantasmas del pasado como Huix o Pinillos, que brillaron en esa cancha en la cita del año pasado.
Así, en muy pocos momentos dio la sensación de que el equipo de Márquez se sintiera incómodo. Todo lo contrario que su rival, que se retiraba al vestuario tres goles abajo y, sobre todo, con 19 goles encajados. Más que en Flensburgo. Tres datos elocuentes: el conjunto bidasotarra había encajado 15 goles de media al descanso en los choques ligueros; 16 en los europeos. En total, 15,3 tantos que hacían a los 19 del Santiago Manguán un desajuste inasumible.
Ficha técnica
32 - Villa de Aranda (19+13): Teixeira, Megías, Rogonovs (3), Iribar (5, 2 p.), Tamayo (1), Cardoso (8, 1 p.), López (5); Guitart, Arias (1), González (3, 2 pen.), Huix (2), Martínez, Poveda (1), Berbel (2), Janosi (1), Sladkowski, Peña.
36 - Bidasoa (16+20). Skrzyniarz, Jevtic, González (3), Rodrigo Salinas (5, 1 p.), Nevado (6), Nieto (7), García (6, 1 p.); Maciel, Cavero (1 p.), Tuà (1), Peciña, Furundarena, Esteban Salinas (6), Mielczarski (1), Francisco da Silva, Valles.
Parciales. 1-2, 7-6, 9-8, 12-11, 16-14, 19-16; 22-21, 23-25, 27-27, 28-31, 31-32, 32-36.
Árbitros. Jesús y Jorge Escudero Santiuste. Por parte local, excluyeron a Sladkowski (1'41) y Arias (46'). Por parte bidasotarra, a Jevtic (3'49) y García (8'06).
Incidencias. Duodécima jornada de la Liga Asobal en el Santiago Manguán. Lleno, más de 2.500 espectadores; un centenar de ellos, del equipo guipuzcoano.
Cansado, pero muy vivo
El segundo acto arrancó con un Gorka Nieto brillante, apoyado en un Rodrigo Salinas cada vez mejor en su vuelta. También regresaría Xavi Tuà —único gol, como si fuera lateral, el liberador 32-35 a falta de un minuto—, pero Mozas se tuvo que dejar fuera de la ecuación a Julen Mujika y Nacho Valles —este en la convocatoria, como el también inédito Matheus Francisco da Silva—.
Ni el siete metros que marró el buen Dariel García sacó a los dorados —en Aranda, vestidos de azul— de su camino. Ese arranque brioso en ataque buscaba respaldo de la defensa y lo empezó a encontrar.
Iribar también fallaba un siete metros y el balón se lo quedaba Leo Maciel, relevo como fue de Skrzyniarz en Alemania. Como el martes, Mozas cambió en busca de un revulsivo. Lo habría: en los primeros 11 minutos de la segunda parte, los guipuzcoanos firmaron un parcial de 4-9 con tres paradas del argentino.
Villa de Aranda, a contracorriente
El técnico arandino, Javi Márquez, ya veía a los suyos a contracorriente. A ese motor térmico no le bastaba su propio calor para funcionar. Reajustó las piezas como para retomar la ventaja por penúltima vez.
Y respondió Mozas. Con 27-26, llamó los suyos a capítulo (minuto 44) después de encajar dos tantos al contragolpe tras pérdidas de Mielczarski y Nieto. Por un momento se abrió la caja de los fantasmas, pero con el objetivo de dificultar el ataque local, el Bidasoa avanzó al pelirrojo polaco en el 5:1 y esos minutos fueron clave.
En plena agitación de un pabellón a rebosar con un centenar de hinchas bidasotarras, Arias vio una exclusión por simulación después de que García le robara el balón. Falta. La grada pedía penalizar al extremo cubano; el castigo fue al revés.
Esteban Salinas de rectificado, Leo Maciel con otra parada y Xavi González desde campo propio pusieron las vías por las que transcurriría el resto del partido. Los errores empezaron a acumularse en el ataque local, pese a jugadas dolorosas como el fly de David López en el 30-31, y el Bidasoa optó por alargar cada minuto al máximo, con interrupciones que favorecían al equipo que más carga llevaba encima. Los guipuzcoanos sabían leer qué necesitaban.
El Bidasoa se sobrepone primero
Guitart desbarató el siete metros de Rodrigo Salinas a falta de ocho minutos (31-32), pero los arandinos —que trataban de aferrarse a su defensa con el también bidasotarra Sladkowski— necesitaron dos minutos para marcar un gol y empatar el choque. Ni los locales ni los visitantes —con dos incomprensiones consecutivas en el flanco izquierdo del ataque— acertaban a cerrar un choque que los irundarras supieron llevarse. Como hicieron en Alicante.
Xavier González desde el extremo, Esteban Salinas desde el centro del ataque tras un gran pase en pasivo de Mielczarski y el citado gol de Tuà como respuesta a la parada de Maciel certificaron un triunfo, el segundo en cinco visitas en Asobal, que el pivote chileno ampliaría a los cuatro goles finales (32-36).
Superada la penúltima salida de la primera vuelta, doble compromiso esta semana en Artaleku. Este festivo lunes a las 18:00 horas, la semifinal de la Euskal Kopa ante el filial propio (cuando la Federación Europea da descanso, asoma la Vasca). Y la Liga, de nuevo el viernes. Llegará el Cangas (20:30 horas). Antepenúltimo esfuerzo antes de Navidad.