Dinamarca sigue haciendo historia. Si en 2023 ya se convirtió en la primera selección en encadenar tres mundiales de balonmano consecutivos, este domingo ha ampliado la marca con el cuarto al derrotar a Croacia en Oslo (26-32).
Quien quiera aprender fundamentos de balonmano deberá ver a esta selección. Con el que si no lo es ya, mañana será el mejor portero del planeta, Emil Nielsen, bajo palos —a él le atribuiremos el despegue inicial de Dinamarca (minuto 10, 1-4)—; tiene delante dos valladares como Saugstrup, Jörgensen y Mensah Larsen. Buena parte de la defensa se solventa con eso, lo que facilita los contragolpes.
Puestos a atacar en posicional, el seleccionador Nikolaj Jacobsen dispone de dos de las principales y jóvenes joyas mundiales: Mathias Gidsel (25 años) y Simon Pytlick (24 años), con Rasmus Lauge al frente de las operaciones (33 años). Y en la segunda línea, un pivote como el citado Jörgensen y extremos como Jakobsen, muy fiable además desde los 7 metros.
Con el paso de los minutos, sin embargo, Croacia ha crecido gracias a las intervenciones de Dominik Kuzmanovic y al poderoso lanzamiento exterior de elementos como Ivan Martinovic. Cada gol era gasolina para la grada croata, que soñaba con el título como inmejorable adiós a Domagoj Duvnjak.
Dura en los contactos —como se esperaba—, ese exceso de intensidad ha jugado una mala pasada a Mamic, que ha visto la roja después de una acción violenta contra Lauge Schmidt que los colegiados catalanes Andreu Marín e Ignacio García han certificado en el videoarbitraje como trámite.
Pese a tener opción para el 8-8, la resaca emocional de unos minutos agitados se ha convertido en una nueva ventaja escandinava entre los dos y los cuatro goles. Y el terremoto de la descalificación tendría su réplica con Srna y Gidsel. Otra fea falta croata, que los colegiados han sancionado con exclusión al instante, no ha evitado que jugadores de ambos equipos se arremolinaran como en el patio del colegio. Con vistas al interés croata en seguir vivos en la final, lo cierto era el marcador al descanso: 12-16.
Público entregado
Con un público que esta vez sí ha llenado y ambientado el Unity Arena en el récord en un partido de balonmano en Noruega, Dinamarca se ha dispuesto a solventar el choque encauzado como hizo contra Portugal: por la vía rápida. Defensa pétrea de nuevo, el parcial de 0-2 en dos minutos se ha visto redondeado con dos exclusiones para los del islandés Dagur Sigurdsson: por el siete metros a Maras y a Jelinic por protestar.
Como ocurriera en la primera parte, al regreso de ese vaivén Croacia ya iba ocho goles abajo con un tercio del partido por delante.
Momento para el lucimiento, como el de Sipic para rematar desde el suelo un contraataque (16-24), Karacic culminar un pasivo (17-25), o Mathias Gidsel, para firmar un 10 de 11 y llevarse el MVP del torneo; pero momento también para la reacción croata, que con cinco minutos para el final, se pondría a cinco goles. Aun así, una sanción disciplinaria —la tercera de Srna— y otra por protestar a Dubnjak han terminado de enterrar las opciones de una Croacia que vuelve al metal, la plata, por primera vez en 12 años.
El oro es, como se esperaba al comienzo de la competición, para Dinamarca… El oro es, como se esperaba al comienzo de la competición, para Dinamarca… que en 2027 partirá como el rival a batir.