La selección española de balonmano ha quedado virtualmente eliminada de los cuartos de final del Mundial al caer contra Portugal (29-35) en el primero de los dos duelos que debía ganar sí o sí. La victoria de Brasil tres horas después contra Noruega ha dejado sin opciones al resto de equipos. Portugal y Brasil, a cuartos; Suecia, España y la anfitriona Noruega, eliminadas.

Con el navarro Sergey Hernández bajo palos y 5:1 en defensa para tratar de dificultar a la habilidosa primera línea portuguesa, el equipo de Jordi Ribera ha arrancado con brío, con las dos exclusiones de Ian Barrufet, que actuaba de avanzado, como único pero que lamentar en los primeros 10 minutos.

Un parcial de 3-0 que han firmado Tarrafeta, Casado y Dani Fernández ha obligado al luso Paulo Pereira a parar el partido con 10-8. El reajuste en defensa, que ha provocado varias pérdidas en el ataque español —que se le secaban las opciones entre 1 y 2—, le han devuelto al escenario (14-14). El 16-15 con un genial contraataque culminado por Ferran Solé sobre la chicharra ha dado una ligera ventaja para el equipo español.

Las pruebas y la fe

La segunda parte ha comenzado marcada por los errores. Los primeros, del lado luso, han facilitado que Álex Dujshebaev, avanzado, abriera un parcial de 3-1 que ha coronado Javi Rodríguez (minuto 34, 19-16). Una ventaja que han llegado a recordar el intento de despegue que la selección española tuvo contra Noruega.

Portugal, con un mayor protagonismo de Kiko Costa (un gol al descanso; siete en la reanudación), ha igualado en apenas dos minutos un partido que se empezaba a ir.

Ribera ha cortado el partido en el minuto 39, para tratar de cerrar una hemorragia que pasaba del 19-16 al 19-19. No sería suficiente: los cambios entre el 5:1 y el 6:0 no terminaban de resultar para que la selección española, ya con Pérez de Vargas bajo palos, reconectara. Y con una mejor defensa, pudiera contraatacar.

Del cartón 19 al 20 han transcurrido nueve minutos sin marcar. Seis ataques marrados entre pérdidas, confusión y pérdidas en la zona central de la defensa lusa, e intervenciones del guardameta Marques.

Portugal, superior

La defensa española se ha contagiado el empeoramiento del ataque y no encontraba manera de frenar a un estelar Kiko Costa, más crecido a cada gol. Entre las paradas de Marques y los goles del pequeño de los hermanos del Sporting, Portugal ofrecía un perfil administrativo, gestionando tanto la ventaja como las sensaciones de superioridad.

Hasta que ha llegado el momento decisivo de la tarde. El momento de la exclusión de Sánchez-Migallón con diez minutos por delante (23-25) aún dejaba margen para creer. Aunque fuera a la heroica. Aun así, tras el inmediato gol de Rui Silva, los dos ataques siguientes de España han sido otros tantos balones para Portugal, que firmaba un incomprensible 0-3 de parcial en poco más de un minuto de superioridad. 23-28.

Ribera ha reclamado orden a los suyos y les ha insuflado esperanza. Pese a todo, había tiempo. El juego, sin embargo, debía ser otro. Sin segundos que perder ni posibilidad de especular (el empate no valía) Ribera ha probado en situar a Tarrafeta sobre Kiko Costa, momento en el que ha vuelto a emerger el quizá menos explosivo pero más elegante talento del mayor de los Costa.

El rápido intercambio de goles posterior, el último ejercicio administrativo de una Portugal que liderará el grupo (y evitará los cuartos con Dinamarca) si gana a Chile, beneficiaba a los lusos, cuyo seleccionador mandó parar con 28-31. En el banquillo de enfrente, Ribera planificaba los tres minutos y medio restantes para un parcial de 4-0.

Una falta en ataque de Iturriza mientras los lusos atacaban con siete dio oportunidad para el 29-31, pero el urretxuarra Imanol Garciandia se ha topado con Marques. Branquinho ha firmado el 28-32 y ha pisoteado la fe que quedaba en la épica.

Matemático, no, pero sí virtual, pero por tres horas. El triunfo de Brasil ante la anfitriona Noruega ha supuesto la clasificación para los latinoamericanos, que apean a la anfitriona, a Suecia y a la selección española, que se queda fuera de los cuartos en el primer Mundial tras el cambio de guardia. Una cita en la que con seis caras nuevas ha dejado grandes fases de partido, con mayor variedad de recursos colectivos que cualquiera de sus rivales, y otras fases con errores difíciles de entender. Pérdidas y fallos que no son más que la vía para crecer en este recién iniciado ciclo rumbo al Europeo de 2028 que se disputará en España, Portugal y Suiza.