El Bidasoa Irun sigue la estela del Barcelona tras culminar la mejor primera vuelta de toda su historia al deshacerse con mucho trabajo (35-31) de un Cuenca que cuestionó la supremacía de los guipuzcoanos hasta el tramo final del encuentro.

El equipo conquense, que llegaba a Artaleku plagado de bajas en su primera línea, llevó la iniciativa en el primer tiempo con el brasileño Hackbart convirtiendo todos los siete metros que concedía una zaga desconocida local, permeable como pocas veces esta temporada.

El 7-10 encendió la alarma en el banquillo bidasotarra y obligó a Jacobo Cuétara a llamar al orden a su equipo, que no funcionaba en ataque ni protegía a un Mehdi Harbaoui vendido ante las acometidas de un Cuenca liderado por un inmenso Pizarro.

Las cosas cambiaron cuando entró el cubano Dariel García, renovado hace escasos días, que con su anticipación y piernas atragantó el ataque visitante y, junto a las paradas de Skryniarz, que entró mediado el primer tiempo, empataría el Bidasoa (14-14) a seis minutos del descanso.

El arreón final con protagonismo de Dariel daría una exigua ventaja a un equipo local que ya era consciente de que el conjunto de Lidio Jiménez había venido a por todas a Irun.

El Bidasoa dio un paso adelante en la segunda parte, al tiempo que el Cuenca se asfixiaba por la falta de rotaciones, de forma que la renta se fue cuatro arriba para los irundarras y obligaba a los visitantes a parar el partido antes de que se les fuera.

Los amarillos cerraron las vías de ataque conquense para ponerse seis arriba y todo parecía indicar que el encuentro estaba finiquitado, pero el Cuenca estaba empeñado en llevarle al límite y se acercó nuevamente con el 31-29 a tres minutos del final.

No habría tiempo para mucho más porque el Bidasoa se mostró sólido en sus últimos ataques culminados con éxito por Pacheco y Asier Nieto para llevarse un trabajado triunfo, consolidar su segundo puesto y cargarse de sensaciones para la Copa de España que se disputa este fin de semana en su casa.