vitoria. Resulta muy complicado determinar el grado de descomposición al que había llegado la relación que mantenía Dusko Ivanovic con la plantilla baskonista, aunque una de las principales razones por las que Josean Querejeta asumió una decisión tan complicada como polémica descansaba en la evidente fractura que se había producido entre parte del vestuario y el preparador montenegrino. El dirigente del Caja Laboral pretendía recuperar anímicamente a un grupo que parecía haber tocado fondo y que con la llegada de Zan Tabak está experimentado cierta mejoría mental. Algunos jugadores parecen haberse soltado el yugo que los atenazaba, tanto en su juego como en sus declaraciones.
Thomas Heurtel, héroe el jueves ante el Armani, villano otras tantas veces, no tuvo reparos en destacar al término del encuentro que los nuevos aires que se respiran en el cambiador local del Buesa Arena han resultado beneficiosos para el grupo. "Para mí ha resultado positivo y creo que también para el resto del equipo", manifestó el director de juego francés. "Dusko es un gran entrenador, pero ahora tengo la oportunidad de tener más confianza".
Heurtel es uno de los jugadores que más parece haber acusado el relevo en el banquillo. A pesar de que con Ivanovic también ejercía como base titular, tras la llegada de Tabak ha recobrado sensaciones y, para bien o para mal, ha vuelto a parecerse al jugador caótico e imprevisible que siempre ha sido y seguramente será. Heurtel puede dar lo mejor de sí mismo cuando dispone de confianza para sumar en ataque, para mirar al aro contrario, algo que no sucedía en los últimos partidos de Ivanovic.
No es el único que se ha soltado el yugo que parecía tenerlo amarrado. También Lampe, que no ha dudado a la hora de reconocerlo cuando ha tenido ocasión, y Oleson parecen haberlo acusado. De todos modos, como indicó Heurtel, parece que es el equipo al completo el que aprecia un cambio que la situación exigía.