los traspasos de jugadores con negociación entre dos clubes de por medio son más que habituales en el fútbol, pero no en el baloncesto. Pocos son los casos de fichajes de este estilo durante los veranos, porque casi todos los jugadores firman por un año, así que cada 30 de junio están libres. Menos casos hay aún de traspasos en mitad de una temporada. Sin embargo, este año en la ACB ha habido dos: el Granada vendió a Joe Ingles al Barcelona a cambio de 425.000 euros y el Fuenlabrada traspasó a Esteban Batista al Caja Laboral por el doble, 850.000 euros. En ambos casos, se trataban de las estrellas tanto de los granadinos como de los madrileños. La razón de que los dos clubes modestos hayan prescindido de dos jugadores clave con más de media temporada por delante es únicamente económica, ya que los dos clubes vendedores están siendo dos de los más afectados por la crisis que está castigando a la ACB.
El Fuenlabrada, que visita hoy el San Sebastián Arena, ya tenía asumido que debía vender a su mejor jugador tarde o temprano. Arrancó la temporada sin patrocinador -sigue con la camiseta limpia- y ya en diciembre Ferrán López, director deportivo del club, avisó que venderían a Batista cuando la temporada estuviera más o menos encarrilada. Dicho y hecho. Hace tres semanas, el Caja Laboral, que ya había pujado por el pívot uruguayo en verano, volvió a dirigirse al Fuenlabrada y le ofreció 850.000 euros. El club del sur de Madrid no se pudo negar. "No podíamos poner en peligro nuestra supervivencia", indicó el presidente, José Quintana, sabedor de que esa venta iba a traer consecuencias deportivas. La primera es que el Fuenla, que contaba con nueve victorias cuando traspasó a Batista, ha perdido los tres siguientes partidos y se ha quedado fuera de una Copa del Rey que acariciaba. Ahora habrá que ver su rendimiento hasta final de temporada. En cualquier caso, no le irá peor que al Granada, que desde que vendió a Ingles va de capa caída: es colista con solo tres victorias en toda la primera vuelta.
Los del Fuenlabrada y el Granada podrían ser dos casos puntuales, pero parecen más bien un síntoma de los tiempos que corren: en época de apreturas económicas, la diferencia entre los grandes y los modestos se acentúa. Mientras el Barcelona, el Real Madrid o el Caja Laboral no han dudado en tirar de talonario para reforzar sus plantillas a mitad de curso, los equipos pequeños no solo no se refuerzan, sino que se ven obligados a vender para subsistir.
Ningún club de la zona media-baja de la clasificación es ajeno a esta situación y una de las medidas que están tomando es fichar o renovar a jugadores importantes por dos o más años. Es lo que acaba de hacer el Lagun Aro GBC con Jimmy Baron Jr., cuya brillante irrupción en la ACB estaba llamando la atención de muchos equipos. El primer objetivo de su renovación hasta 2013 es disfrutarlo hasta entonces, si es posible. El segundo es que si algún equipo grande lo quiere, pase por caja para llevárselo y deje un buen pellizco en las arcas donostiarras.