- El polemista de ultraderecha Éric Zemmour despejó ayer las pocas dudas que quedaban sobre sus aspiraciones políticas y se presentó oficialmente como candidato al Elíseo para las presidenciales francesas de abril de 2022. El ensayista y tertuliano, autor de controvertidos superventas en Francia como Le suicide français, había jugado estos meses con la ambigüedad y copado el espacio mediático en gran parte en su calidad de literato gracias a la presentación de su última obra, La France n’a pas dit son dernier mot.

En abril ya había en las calles carteles con su foto con tintes electorales, la fecha de 2022 y el mensaje “Yo voto por Zemmour”. Pero el auténtico pistoletazo de salida lo dio ayer con un vídeo en sus redes sociales. “Durante mucho tiempo me contenté con mi rol de periodista y escritor (...), me decía que cada uno su papel. (...) Pero la cuestión ya no es reformar Francia, sino salvarla. Por eso he decidido presentarme”, dijo en una grabación de diez minutos en la que intercaló imágenes históricas y actuales.

Su mensaje tuvo un carácter eminentemente nostálgico e hizo referencia a una Francia “que está a punto de desaparecer”: la de Napoleón Bonaparte y del general Charles de Gaulle; la de personajes como Molière, Voltaire y Rousseau; o la de Brigitte Bardot y Jean-Paul Belmondo.

La también ultraderechista Marine Le Pen, la socialista Anne Hidalgo o el izquierdista Jean-Luc Mélenchon son algunos de sus contrincantes confirmados. Los Republicanos, conservadores, elegirán a su candidato en un congreso que empezó ayer y acaba este sábado, y el actual presidente, Emmanuel Macron, aún no ha dado el paso. Un sondeo difundido el domingo por Libération otorga a Zemmour menos credibilidad que a Le Pen, a quien su discurso de ayer le pareció “crepuscular”.

Solo un 19% de los encuestados cree que es competente para sacar a Francia de la crisis, frente al 27% de Le Pen. Tres de cada diez franceses lo ven creíble en materia de seguridad e inmigración, frente a cuatro de cada diez que opinan lo mismo sobre ella.

“Nos ha vendido que era el Trump francés. Es un Trump pedido en Wish”, dijo en la emisora Europe 1 el portavoz gubernamental, Gabriel Attal, haciendo mención a esa plataforma que vende falsificaciones por Internet.

El tiempo de exposición mediática del que ha gozado sin ser candidato le ha dado una mayor libertad de palabra y de actuación que ha hecho que sus opositores se cuestionen su idoneidad como posible representante de Francia.

El episodio más simbólico se produjo el pasado sábado en Marsella. Una mujer se acercó a su coche oficial, consiguió que bajara la ventanilla, le hizo entonces una peineta y el escritor le devolvió ese mismo gesto insultante, que no tardó en hacerse viral.

Zemmour, de 63 años y condenado en dos ocasiones en el pasado por incitación al odio racial, está acusado de abuso sexual por unos hechos que se remontan a 2006 y ha protagonizado portadas y minutos de televisión por declaraciones xenófobas, racistas o fuera de lugar.