- El auge en Francia del ultraderechista Éric Zemmour ha colocado la inmigración en el centro del debate preelectoral a medio año de las presidenciales, con posturas cada vez más polarizadas entre los candidatos. No es un tema nuevo de discusión en el país, pero la omnipresencia mediática del escritor y ensayista, que no se ha endosado aún el traje de candidato, ha llevado a aspirantes ya declarados, como la también ultraderechista Marine Le Pen, a elevar el tono para no quedarse al margen.

“Zemmour aporta un discurso más radical que no se dirige al mismo electorado. El de Le Pen es relativamente joven y obrero, y el suyo más mayor y cultivado”, explica Alain Policar, politólogo del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences Po.

Los sondeos mantienen de momento en cabeza al actual presidente, Emmanuel Macron, que todavía no ha avanzado sus intenciones. Una encuesta del instituto demoscópico Ifop-Fiducial difundida el viernes le concede entre el 25 y 27% de las intenciones de voto, seguido por Le Pen (del 17 al 18,5%) y por Zemmour, que ronda el 16%.

Zemmour ha llegado a afirmar que hay que frenar “la inmigración ilegal y la legal”, y entre los conservadores, Xavier Bertrand o el ex comisario europeo Michel Barnier proponen que el Parlamento fije cuotas anuales de inmigrantes autorizados a entrar.

Posturas que en el pasado habrían sido tachadas de racistas o xenófobas, con la extrema derecha como abanderada en Francia, empiezan a ser mejor aceptadas por gran parte de la clase política. Cuando cada formación tenga ya a su representante para los comicios del próximo abril, el tono general podría cambiar, especialmente en el campo conservador. La economía recuperaría entonces el peso habitual de campañas anteriores.