- El incendio que se declaró ayer en la catedral gótica de Nantes, para el que se baraja un posible origen criminal, ha reavivado en Francia el doloroso recuerdo por el que se produjo hace 15 meses en Notre Dame de París, aunque esta vez fue controlado rápidamente y fue mucho menos destructivo.

El fiscal Pierre Sennes anunció la apertura de una investigación por incendio voluntario teniendo en cuenta que los primeros bomberos que entraron en la catedral hallaron tres focos de fuego diferentes, uno en la tribuna elevada donde estaba el órgano de la catedral, que resultó totalmente calcinado, y dos en la nave.

Sennes se mostró prudente y puntualizó que no se pueden sacar conclusiones “porque todavía tenemos que hacer muchas investigaciones que pueden aportar elementos nuevos”. Las primeras, según indicó el mismo fiscal, no han permitido detectar ninguna traza de que se forzara el acceso a la basílica.

Esa misma prudencia marcó el tono de la declaración del primer ministro, Jean Castex, que cambió su agenda oficial para desplazarse hasta Nantes. Mostró su solidaridad con la población y la comunidad católica y rindió homenaje al centenar de bomberos implicados en los trabajos. Asimismo, consideró que era el momento de la investigación, en manos de la Fiscalía, y de la que dijo no tener “ningún elemento de información”. En cuanto a la reconstrucción, afirmó que quiere que sea “lo más rápida posible” y aseguró que el Estado asumirá la parte que le corresponde.

Todo empezó a primera hora de la mañana. A las 7.45 horas, los bomberos fueron alertados por personas que vieron llamas a través del rosetón de la fachada de esta catedral, construida en el siglo XV en el centro de la mayor ciudad del noroeste francés.

Las llamas se cebaron sobre todo en el gran órgano y en la plataforma sobre la que se asentaba, que quedó seriamente dañada, explicó el responsable de los bomberos. Los mayores desperfectos se los llevaron igualmente los vitrales de la fachada del siglo XVI, así como un cuadro del pintor del siglo XIX Hippolyte Flandrin, que quedó “irrecuperable”.

Pero la inmensa mayoría de las obras de arte están a salvo y la estructura de la basílica también porque, como contó el portavoz de la Federación Nacional de Bomberos, Eric Brocardi, “a priori” no resultaron afectados los elementos constructivos fundamentales que son los muros y la techumbre, sino sobre todo una parte del mobiliario interior.