Dublin - Irlanda se veía ayer azotada por dos vientos, los de la tormenta Ciara y los de una parte del electorado que acudía a las urnas con la intención de insuflar aires de cambio en la política nacional.

El temporal del Atlántico entró por la mañana con fuerza por la costa oeste y se extendió rápidamente a toda la isla, pero no impidió que a última hora de la tarde la participación en las elecciones generales fuera "alta" y "fluida", según fuentes oficiales.

Algo más de tres millones de irlandeses estaban ayer llamados a las urnas, entre las 7.00 y 22.00 horas GMT, para votar en unos comicios que podrían acabar con nueve años de gobierno del partido democristiano Fine Gael (FG), liderado durante los últimos tres por Leo Varadkar, de 41 años, hijo de un inmigrante indio y el primer jefe de Gobierno de la historia de Irlanda abiertamente gay. El recuento de votos, sin embargo, no comienza hasta esta mañana.

Algunas encuestas otorgan al Sinn Féin (antiguo brazo político del ahora inactivo Ejército Republicano Irlandés, IRA) -liderado por Mary Lou McDonald- un apoyo de hasta el 25%, el mismo que reciben los centristas del Fianna Fáil (FF), el principal partido de la oposición durante la pasada legislatura bajo la dirección de Micheál Martin.

Durante la campaña, ambos han logrado ensombrecer los triunfos de Varadkar en la economía, que registra la tasa de crecimiento más alta de Europa y roza el pleno empleo, y en la política internacional, con su destacado papel en las negociaciones de un acuerdo del brexit.

El Sinn Féin quiere romper ahora ese bipartidismo y cuenta, sobre todo, con el apoyo del electorado de las zonas más deprimidas y de los más jóvenes, quienes ya no relacionan a los republicanos con la campaña terrorista que desarrolló el IRA en el pasado conflicto norirlandés.

McDonald ha prometido aumentar la inversión en vivienda pública con la construcción de hasta 100.000 nuevas viviendas, congelar los alquileres, disparados desde hace una década, y mejorar la sanidad pública, medidas que sus rivales dicen que son populistas y que podría dañar a la economía, endeudando al Estado.

Los expertos creen que, a pesar de las previsiones, el Sinn Féin no convertirá en escaños el porcentaje de votos que le conceden las encuestas, debido a que presenta menos candidatos que el FG y FF, que se beneficiarán del complejo sistema electoral irlandés, de transferencia de voto. En ese escenario y dado que los sondeos indican que ninguno de los tres grandes partidos llegarán a la mayoría absoluta, Martin podría verse obligado a buscar apoyos entre las formaciones minoritarias, como los verdes, laboristas o socialdemócratas.