Anuncio del referéndum. El 20 de febrero de 2016, Cameron confirma el referéndum: los británicos votarán en una consulta vinculante. Apostó por la permanencia en "una Europa reformada". Pero el premier midió mal. "Le pregunté a David Cameron por qué decidió convocar este referéndum tan peligroso e incluso estúpido y me respondió que el único motivo era por su propio partido", relató Donald Tusk. "Se sentía muy seguro porque pensaba que no había ningún riesgo con el referéndum porque su socio de coalición, los liberales, bloquearían la aprobación de este referéndum, pero ganó por sorpresa y no había socio de coalición, así que, paradójicamente, David Cameron se convirtió en la auténtica víctima de su victoria", describió el polaco.

'BOOM'. 23 de junio de 2016: Tras una campaña intensa, dividida y bajo la sombra de las fake news y las falsas promesas -la más popular fue la inversión en Sanidad de los 350 millones de libras que Londres ganaría cada semana tras su marcha-, buena parte de los europeos se despertaron esa madrugada con una imagen: el brexit, contra todo pronóstico, había vencido. Y lo había hecho por un 51,9% frente a un 48,1%. Un día después, Cameron anuncia su dimisión. La batuta la asumirá seis meses después la por entonces ministra de Interior Theresa May.

Llega el Artículo 50. Theresa May comunica a Bruselas que el 29 de marzo será el día en el que invoque el Artículo 50, la solicitud formalmente de petición de salida. Al recibir la carta, Tusk entonó un nostálgico "ya os echamos de menos".

Dos años de transición. 22 de septiembre de 2017. En este momento la primera ministra agitaba con fuerza la máxima que era mejor un no acuerdo que firmar uno malo con Bruselas. El negociador europeo, Michel Barnier afirmaba que se necesitaba llegar a un acuerdo para otoño de 2018.

Fumata Blanca. 14 de noviembre de 2018. Se publica el texto del Acuerdo de Salida entre la Unión Europea y el Reino Unido. El texto abordaba todos los aspectos, también el más polémico y que sigue encallado ahora mismo: la frontera entre las dos Irlandas.

Ola de dimisiones. Entre los que dejaron su cargo en Londres unas horas después de la firma del acuerdo estuvo Dominic Raab, uno de los consecutores del texto. Hasta seis ministros abandonaron ese día su puesto.

May aguanta. 12 de diciembre de 2018. Con 200 votos a favor y 117 en contra la primera ministra venció la moción de confianza dentro de su grupo parlamentario. Aunque ganó con comodidad, un tercio de sus propias filas rechazó el apoyo a la primera ministra.

Via crucis de May. Las tres caídas. La premier logró en la noche del 15 de enero el dudoso honor de tener la mayor derrota del Gobierno en la historia. May perdió por 432 a 202 votos, con una buena parte de su bancada en contra. Al día siguiente la líder tory ganaría una moción de confianza planteada por los Laboristas. El texto sería en el futuro rechazado en dos ocasiones más.

El 'bandazo' de Corbyn. A última hora de la tarde del 25 de febrero, Jeremy Corbyn, líder de los Laboristas, afirmaba que apoyaría un segundo referéndum sobre el brexit. El líder de la oposición había sido muy criticado por su posición equidistante en el tema.

Aplazamiento. 14 de marzo de 2019. La Cámara de los Comunes apoyó por una mayoría de 200 diputados que el Gobierno de Theresa May pidiese una extensión del Artículo 50 que provocase que la salida del país no fuese el 29 de marzo de 2019.

Nueva prórroga. 10 de abril de 2019. Los líderes europeos acordaron conceder un respiro a May con una nueva extensión hasta el 31 de octubre, la noche de Halloween. Theresa May veía su acuerdo derrotado el Parlamento por 286 a 344.

May cede. 24 de mayo de 2019, una asfixiada Theresa May tira la toalla. El Partido Conservador eligió al euroescéptico Boris Johnson para sustituirla.

Elecciones europeas. 26 de mayo de 2019. El Partido euroescéptico del brexit liderado por Nigel Farage fue el claro vencedor en estas elecciones europeas, cosechando el 31,7% de los votos.

El 'brexit' se hace real. Johnson, forzado a pedir una extensión, algo que había prometido que no haría, convocó elecciones el 12 de diciembre. Con la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, el Acuerdo de Salida ya no tendría los problemas del pasado para pasar el filtro de Westminster.

Y se fue. El día que parecía que no llegaría nunca, llegó. El Reino Unido deja de ser un Estado miembro de pleno derecho. Ya no tendrá voz, voto ni representación en el bloque comunitario.

Edimburgo - La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, intensificó ayer su demanda de que se celebre un referéndum de independencia este año, como resultado de la oposición de Escocia al brexit, pese a constatar, hace tan solo unos días, la firme negativa del Gobierno británico. En un discurso pronunciado en Edimburgo, coincidiendo con el día de retirada del Reino Unido de la Unión Europea, la líder nacionalista aseguró que "es posible" que Escocia celebre un plebiscito este año, para lo que su ejecutivo ya se ha puesto a trabajar. Anunció que solicitará a la Comisión Electoral que se pronuncie sobre si sería adecuado utilizar la misma pregunta de 2014 (¿Debe Escocia ser un país independiente?), cuando el 55% rechazó la separación. Además, en los próximos meses el Gobierno escocés publicará una serie de documentos que, según Sturgeon, contendrán "la información y las respuestas" que la gente necesita para tomar una decisión sobre la independencia, así como su formación, el Partido Nacionalista Escocés (SNP) doblará la inversión dedicada a hacer campaña por la separación. A finales de año, el Parlamento escocés aprobó la ley de referendos que le permitiría organizar una consulta, pero todo ello puede quedar en nada si el Gobierno del conservador Boris Johnson mantiene su rechazo a transferirle los poderes que pondrían un referéndum legal en manos de la cámara escocesa.

2020 o tras las elecciones de 2021 Sturgeon se mostró convencida de que esta negativa no puede sostenerse indefinidamente y dijo que, si no se consigue una consulta este año, se hará tras las elecciones escocesas de mayo de 2021. Sobre esa base, instó al movimiento independentista a "ganar el argumento político" a base de convencer a los indecisos, en especial a los que en 2014 votaron no y ahora lamentan el brexit, ya que las encuestas les sitúan como los que podrían decantar la balanza en favor de la secesión.

Reiteró que su estrategia sigue siendo la de negociar con Londres un referéndum "legal y vinculante" que esté "más allá de cualquier desafío legal", porque, solo de ese modo, lograría "el reconocimiento internacional" necesario para convertirse en un estado propio. Debido a las comparaciones que a veces se ejercen con el movimiento independentista catalán, la dirigente escocesa dejó claro que no pretende utilizar la vía unilateral, de la que dijo que "no conduce a la independencia". "He descartado un referéndum ilegal, si alguien quiere eso de mi no lo va a obtener. Catalunya es la prueba de que si el proceso no tiene legitimidad y legalidad no puede conducir a la independencia".

Por primera vez, dejó la puerta abierta a estudiar la posibilidad de que el Parlamento escocés pudiera convocar un "referéndum consultivo", que no tendría valor legal, por lo que aseguró que no es su prioridad, ya que podría hacer "retroceder" al movimiento. "Mi posición en esta etapa es que debemos usar nuestras energías de manera diferente. Debemos centrarnos en construir y ganar el argumento político en favor de la independencia", afirmó.

Sturgeon recordó que el pasado miércoles el Parlamento escocés aprobó una moción que insta al Gobierno británico a permitir la convocatoria de un segundo plebiscito, al reconocer que ha habido "un cambio material en las circunstancias desde 2014". Frente a aquellos que, como Johnson, defienden que la consulta de hace seis años zanjó el asunto durante "al menos una generación", la ministra principal defendió que la gente "tiene derecho a cambiar de opinión cuando las circunstancias cambian" y la salida del club comunitario es un escenario que trastocará la vida y la economía de los escoceses.