Mario Díez, abogado de la acusación particular en el juicio contra el fotógrafo donostiarra José Juan Cabezudo, conocido como 'Kote', acusado de más de 32 delitos, algunos de ellos de índole sexual como abusos sexuales o producción y difusión de pornografía infantil, sobre 16 mujeres que posaron como modelo para él, algunas siendo menores, ha destacado que el acusado tuvo "un patrón de comportamiento que ha posibilitado su impunidad durante décadas" y sus modelos "firmaban contratos con el diablo" para obtener imágenes "cada vez más comprometedoras de ellas".

En la décimo octava sesión de este juicio, que se viene desarrollando en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa desde el pasado 7 de marzo, el letrado de la acusación particular, que solicita 2.627 años de prisión para el acusado, ha dado cuenta de su informe final.

Díez ha defendido que "en este procedimiento ha habido un patrón de comportamiento que ha posibilitado la impunidad del acusado durante décadas". El letrado ha rechazado que éste sea un procedimiento de "carácter moral", ya que no se juzga a Cabezudo por ser "una especie de Don Juan que aprovechaba su situación para aceptar ofrecimientos, incluso de menores", algo que ha lamentado "existe" en todos los sectores, sino que de la "infinidad de pruebas videográficas y fotográficas" existentes se desprende que "no hay voluntad en lo que ocurrió y que era documentado por el acusado".

"Esta es la historia de un dentista que se sirve de la fotografía para el abuso sexual y construye un sistema de impunidad durante tres décadas", de un "proceder criminal" para que el abuso sexual y la pornografía infantil quedaran "en la impunidad", ha censurado.

Díez ha incidido en que Cabezudo se valía de su "apariencia de profesionalidad y prestigio", presentándose en sus páginas web como "descubridor de grandes figuras que han triunfado en el mundo de la moda como los míster y miss España Jorge Fernández y Lorena Bernal" y como "fotógrafo de la agencia de modelos de referencia en San Sebastián First Models", para que las menores firmaran "contratos con el diablo" y "sabía cómo llevarlas al desnudo".

A su juicio, el objetivo de las sesiones con cientos de fotografías que realizó a las demandantes "tenían como objetivo el abuso sexual", no tomar esas imágenes, y, además, sus sesiones "siempre tienen como objetivo aniñar todavía más a las modelos", a las que hizo posar "con triciclos, muñecas". "Incluso cuando toma fotografías de mayores de edad busca un contenido que lo haga parecer infantil", ha apuntado.

Por otro lado, ha opinado que Cabezudo "explora la respuesta al abuso sexual" y, dependiendo de la misma, "iba un poco más allá". "Iba valorando qué víctima es más vulnerable o con cual podía llegar más lejos, y ello lo va documentando", ha apuntado.

Además, ha sostenido que las presuntas víctimas vivían "con miedo, aterrorizadas" ante la posibilidad de que "el fotógrafo de la agencia de prestigio de la ciudad que manejaba un contexto que lo hacía muchísimo más intimidante para sus víctimas" publicara las fotografías y vídeos que les habían realizado, a lo que se sumaba un sentimiento de "soledad", ante lo cual "no les quedaba más que aguantar".

El letrado ha relatado que con la llegada de Internet, Cabezudo "ve que hay una línea de comercialización de los abusos que perpetra con estas menores" y comienza a difundir los vídeos y fotografías mientras sus presuntas víctimas sienten que él "está blindado" por los contratos que han firmado.

Díez ha argumentado los delitos de estafa de los que también acusa a Cabezudo por el "engaño" a las modelos que "cedían sus derechos de imagen" bajo la supuesta promesa de que él podía hacer que su carrera prosperara así como por el hecho de que "no entregó el material cuando las modelos de recompraban los derechos, que seguía manteniendo" en sus páginas web, lo cual no ha apreciado el Ministerio Fiscal, que en total solicita más de 250 años de cárcel para el acusado.

Respeto al delito continuado contra la intimidad sobre todas sus representadas, ha afirmado que Cabezudo "sustituía el pseudónimo por el nombre real de la víctima en el momento en el que más quería dañarla".

"ÚNICA SALIDA"

Por otro lado, ha hecho referencia a la "huida" de muchas de las presuntas víctimas de Cabezudo, "única salida al daño moral que sufren en sus ciudades", tras situarlas el acusado en un "contexto de pornografía" a través de la difusión de sus materiales.

En cuanto a los presuntos abusos sexuales, ha recordado que están documentados "fotográfica y videográficamente" y "no hay modelo a la que no manoseara". "El arsenal probatorio es tan absolutamente descomunal que no hay que acudir si quiera a los criterios de ausencia de incredibilidad", ha sostenido.

También ha señalado que "hasta 18 agresiones sexuales de las 150" presuntamente perpetradas contra una de las demandantes, que "tenía que ir dos veces a la semana" al estudio del acusado siendo menor de edad, están "documentadas fotográfica y videográficamente".