Suele decirse que es a partir de los 30 cuando se afronta una etapa laboral en la que se toman importantes decisiones de futuro. Por el momento, es el presente el que se impone, y un tanto incierto, para 2.390 guipuzcoanos de entre 30 y 39 años que no disponen de recursos económicos suficientes para encarar el día a día, y perciben por ello la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), según se desprende de los datos del último informe del Servicio Vasco de Empleo, Lanbide, de enero de 2022.

Se trata de jóvenes que han sufrido ya dos importantes crisis en una fase esencial de sus proyectos vitales, en los que se plantea la transición al empleo, a la vida adulta. Tenían 18 años en 2008, y les ha alcanzado la crisis de 2020 con 30 años. En juego está la emancipación o la construcción de nuevos hogares, un proyecto de vida que no está ni mucho menos claro, como demuestra el número de jóvenes que solicitan la RGI.

Entre los perceptores hay quienes tienen trabajo remunerado. Empleos precarios que no les permiten alejarse del umbral de la pobreza. Acusan las sucesivas crisis, primero la de 2008 y ahora la provocada por el covid, que sigue dejando una profunda huella que incide en los lastres de la recesión 2008-2013.

JOVEN: "UN FACTOR DE EXCLUSIÓN EN SÍ MISMO"

Tanto así, que el 68% (1.629 perceptores entre 30 y 39 años) tienen además reconocida en Gipuzkoa la Prestación Complementaria de Vivienda (PCV) para cubrir los gastos de alquiler o del alojamiento habitual. “Ser joven se ha convertido en un factor de exclusión en sí mismo”, según recoge el informe Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España, la primera radiografía social completa de la crisis provocada por la pandemia, que acaba de ser publicada.

A lo largo de 700 páginas, la investigación de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada) señala que “se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo, que genera más trabajadores pobres, y trabajadores más pobres y menos realizados personal y socialmente”.

Este informe se hace público en medio de un proceso de reflexión abierto en Euskadi, tras el respaldo de 22.075 personas a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para la implantación en el País Vasco de una Renta Básica Incondicional (RBI)Renta Básica Incondicional (RBI). Sus promotores entienden que es necesario un cambio, tres décadas después del actual modelo de lucha contra la pobreza. El debate aguarda en el Parlamento Vasco.

A nivel generacional, la tasa de exclusión de la población menor de 30 años “es algo más de tres veces superior a la de la población mayor de 65 años”, según la investigación. La tasa de exclusión severa multiplica por cinco entre ambos grupos etarios, según este reciente trabajo, realizado por un equipo de más de 30 investigadores de más de diez universidades y entidades de investigación social.

El informe Foessa detalla que en el Estado hay 2,7 millones de jóvenes entre 16 y 34 años “afectados por procesos de exclusión social intensa y multidimensional” que les impide realizar proyectos de vida para transitar hacia la vida adulta.

AYUDAS A 10.000 JÓVENES VASCOS

El número de titulares de la RGI es uno de los indicadores en Euskadi del sector de población que se desliza por el umbral de la pobreza. Son 52.729 expedientes activos en la CAV, de los que 4.291 se corresponden con jóvenes de 30 a 34 años. Otros 5.698 tienen entre 35 y 39 años, según los datos del último informe de Lanbide, de este último mes. En suma, casi 10.000 vascos (9.989)

La nueva pobreza sigue teniendo rostro de mujer. Son 1.413 perceptoras en Gipuzkoa dentro de esta misma franja de edad. Por comarcas, es en Bidasoaldea donde más acusada se percibe esa desigualdad por sexos. De las 1.506 personas que tienen actualmente activo el expediente de cobro de la RGI, un total de 912 son mujeres (60,6%), frente a 594 hombres, un 39,4%.

El informe Foessa incide en que la pandemia ha aumentado la brecha de género. Ha tenido más impacto en sectores más feminizados, como el comercio o la hostelería, lo que “ha implicado un retroceso mayor para muchas mujeres en términos de integración social”.

La pobreza en Oarsoaldea también registra rostro de mujer. De las 1.634 personas con el expediente de RGI activo, 953 son mujeres (58,3%) frente a 681 hombres (41,7%). Un total de 309 tiene entre 30 y 39 años.

En otras comarcas de Gipuzkoa como Debagoiena se computan 886 expedientes abiertos, de los que un total de 178 se corresponden con treintañeros.