José Manuel Muriel lleva toda su vida profesional desarrollando su labor en el sector del reciclaje, principalmente de papel. Hasta que, en 2017, unió fuerzas con el Centro de Investigaciones Técnicas de Gipuzkoa (CEIT), el fondo de capital-riesgo navarro Clave Capital y Geroa Pentsioak, y juntos crearon Metal 78, una start up "Somos una empresa recién hecha y 100% economía circular", señala Muriel.

La esencia de esta compañía no es, por tanto, la producción, sino la reutilización de ciertas materias primas que son bienes escasos en la naturaleza. El proceso comienza con la recepción de catalizadores de vehículos fuera de uso que Metal 78 recibe de desguaces con los que tienen acuerdos. Estas piezas tienen metales preciosos; en el caso de los catalizadores de motores de gasolina, son platino, paladio y rodio y, en el caso de los que funcionan con diésel, únicamente platino. Una vez los catalizadores están en su haber, utilizar un método hidrometalúrgico, inventado por el CEIT, menos contaminante que otras técnicas, para extraer ese material y hacer un concentrado de los tres elementos, para después utilizarlo para catalizadores nuevos, tanto de vehículos de combustión como de coches de hidrógeno o incluso para la industria de la refinería petrolífera o la química, entre otras.

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Los beneficios de esta técnica de recuperación de metales son variadas. Por un lado, como explica Muriel, supone "un ahorro del 63% en emisiones de CO2" respecto a otros procesos, en los que están implicados la fundición y las altas temperaturas. Por otro lado, poder reutilizar los metales preciosos de antiguos catalizadores evita tener que volver a extraerlo de la tierra, y no abundan precisamente. "Para que te hagas una idea, para obtener un kilo de platino hay que mover en Sudáfrica alrededor de 300 toneladas de tierra, y en cada coche tenemos de media 2,7 gramos" de platino, argumenta Muriel. Un movimiento de tierras, además de su contaminación para conseguir el material deseado, que se evita con el reciclaje de un centenar de catalizadores.

Los vehículos gracias a los cuales funciona el negocio de Metal 78 provienen sobre todo del Estado, y una pequeña parte del sur de Francia. Sin embargo, el cliente final de su material está algo más lejos, en Londres. Y es que el precio de esos metales cotiza en Bolsa en Londres, y es desde ahí donde las mismas "grandes corporaciones", que están "muy integradas", forman parte del parqué y también fabrican los nuevos catalizadores.

competencia

En lo que respecta al sector, Metal 78 no cuenta con competidores a su alrededor. Las empresas más cercanas que se dedican a lo mismo están en Centroeuropa; el resto, en Estados Unidos o Japón. Y estas empresas no utilizan la misma tecnología innovadora y sostenible sino la opción más contaminante. Un punto negativo para el sector, pero positivo por la capacidad de crecimiento de la empresa guipuzcoana.

Hoy, Metal 78 se halla en busca de financiación para montar una planta mayor, y pasar de seis a 18 o 20 personas. De cara al futuro, gracias a la investigación que están llevando a cabo con ayuda del Gobierno Vasco, esperan poder incorporar menos gramos de metales en la creación de sus catalizadores. Y si algo tienen claro es que, para que el sector cambie, no basta con la "motivación personal" que ellos sí tienen; "lo que tiene que ir pasando es que no sea una opción, que la economía circular no sea cosa de locos, de valientes, sino que sea la única opción", resume Muriel.