na de las noches más especiales del año como es Nochevieja está a la vuelta de la esquina, un momento mágico en el que no pueden faltar ni el color ni, por supuesto, el ruido. Es una tradición. Primero la cena, después las uvas y, tras las campanadas, decenas de guipuzcoanos darán la bienvenida al año 2022 con sus propios espectáculos de pirotecnia. Pero “la tendencia está cambiando”, anuncia Marc Viñas, supervisor de Petardos CM, que ha cogido el testigo de la ya desaparecida Astondoa Piroteknia, como centro neurálgico al que acuden los amantes de este tipo de productos para celebrar la Nochevieja.

Los fieles conocen el camino de memoria. La tienda continúa en el Polígono 27 de Martutene, aunque hay otra en Oiartzun. “Abrimos el pasado 15 de diciembre. Las tiendas van bien, va viniendo gente durante todo el día. No es exagerado, pero bueno, para acabar de abrir, ni tan mal”, sostiene Viñas, un barcelonés de 33 años que ha viajado desde la Ciudad Condal hasta Donostia para esta campaña. Volverá a casa después del Día de Reyes.

“Aquí, en Donostia, es una tradición, pero la tendencia ha variado. Se ha cambiado el petardo típico, que solo hacía ruido, por productos más visuales, ya sean efectos voladores o efectos de suelo de color y mucha luz”, confiesa Marc Viñas, para quien “en los últimos años ha habido una concienciación entre todos de que tanto ruido podía molestar a ciertas personas y, sobre todo, a los animales, y si podemos convivir todos, mejor”, argumenta. “Los petardos cada vez se venden menos”, asegura. La gente los está cambiando por cosas tipo fuentes o baterías de cohetes que apenas hacen ruido, tienen más color, son más visuales y la gente lo disfruta, porque, como sostiene Marc Viñas, “es de lo que se trata. Al final esto es una fiesta para pasar con amigos y familia”.

El covid, como no podía ser de otra manera, también está pasando factura al negocio de la pirotecnia. “No estamos exentos de eso porque se nota en la venta que la gente está confinada. Estamos hablando de reuniones familiares y de amigos y, si no se acaban haciendo, la gente decide no comprar”, lamenta. El catálogo, pese a todo, continúa siendo muy amplio. “Hay cosas tanto para el que se quiere gastar cinco euros como para el que se quiere gastar 3.000. Hay petardos, fuentes, cohetes, baterías, y también cosas para niños pequeños, específicamente para ellos”, ensalza el supervisor catalán, para quien el producto estrella entre los más pequeños son los cebetes porque “a todos los niños les gustan, son fáciles, no son peligrosos y no te puedes hacer daño. Y al final es algo que si un niño ve que otro lo está tirando, al padre le va a tocar comprar una cajita. A partir de ahí, depende de la zona. Hay sitios donde a la gente le gusta tirar más baterías de cohetes, hay sitios donde gustan más las fuentes. Eso depende porque cada zona tiene sus restricciones específicas”.

Sobre el presupuesto medio que se gasta el que se acerca a la tienda, Viñas señala que oscila “entre los 50 euros y los ciento y poco. Luego está el que viene y compra una cajita o el que viene y se gasta 1.000 euros”.

Barcelonés como es, reconoce Marc Viñas que viene de una zona en la que también hay tradición, pero sobre todo en verano para celebrar el día de San Juan. “Es diferente a aquí. En Donostia es durante un par de horas en Nochevieja, pero allí, una semana antes ya estás escuchando petardos por la calle y el tipo de venta es muy distinta”, asume.

Marc Viñas, eso sí, hace un llamamiento a la sensatez porque “esto no deja de ser pólvora. No es un juguete”, advierte. “Nosotros, cuando vendemos un producto y nos preguntan, les decimos cómo se tiene que lanzar. Hay gente que tira los cohetes con una mano y una lanzadera y eso nosotros aconsejamos que no se haga, porque como todo producto, puede fallar una parte y en vez de explotar arriba, explota abajo”. Asegura que “todos los productos vienen con su sistema de seguridad. Los petardos se tienen que encender en el suelo, no en la mano y tirar. En la caja está todo especificado”, pero tiene claro que “la gente, al final, hace lo que quiere. Nosotros siempre les decimos que vayan con cuidado y con cabeza, porque es un producto con el que te lo puedes pasar bien, pero si te despistas, te puede hacer daño”.

La mayoría de productos que se venden en Petardos CM son de exterior, pero también los hay para interior, como la típica bengala pequeña. “Este año también hay una sorpresa para los niños. Son como cohetes para interior y dentro hay juguetes pequeños”, comenta el supervisor catalán.

“Todos los productos vienen con su sistema de seguridad, y nosotros decimos a la gente que vaya con cuidado”, señala Viñas

Marc Viñas, supervisor de Petardos CM, dice que los clientes se gastan entre 50 euros y ciento y poco en material pirotécnico