El caserío Urtain Berri del barrio Ibañarrieta de Zestoa, ha sido testigo hoy de un bonito reencuentro de la familia Ibar. El lugar donde nacieron Cándido, el padre de Pablo Ibar, y sus hermanos, entre ellos, el célebre Urtain, ha recibido con los brazos abiertos a Tanya Quiñones, esposa de Pablo, junto a sus dos hijos, Giorgio y Javier Andrés Ibar. Los niños, de catorce y once años, han visitado por primera vez la cuna de la familia de su padre. Sin embargo, Quiñones ya había estado en Urtain Berri otras siete veces.

Después de que la familia de Pablo anunciase ayer en Vitoria que ya ha presentado la apelación en la que cuestionan el veredicto de la sentencia que le condenó a cadena perpetua por un triple homicidio cometido en 1994, la familia se ha congregado al calor de la chimenea encendida en el caserío familiar.

En Urtain Berri vive la hermana de Cándido, Anttoni, junto a su marido. Sin embargo, sus otros hermanos y sobrinos tampoco han querido perderse esta importante cita. "Nuestros niños están emocionados porque han venido a ver a su aitita y a los tíos y primos de su padre. Les gusta mucho esto porque es un lugar muy diferente comparando con el sitio donde vivimos nosotros en Estados Unidos. Sobre todo, les llaman la atención los montes", ha explicado Quiñones.

La familia va a estar en Gipuzkoa hasta el jueves, ya que ese mismo día volarán a Madrid para volver a su casa de Port St. Lucy, a una hora y media de Miami, el viernes por la mañana. "En realidad pensábamos venir con Pablo. Hemos soñado muchas veces con venir aquí junto a nuestros hijos a donde su familia, pero desafortunadamente eso no ha sucedido. En este momento es festivo en nuestro país, así que he aprovechado esa oportunidad para venir. Creo que lo más importante es que Pablo quiere que los niños vengan a ver dónde vive su familia. Hemos hablado mucho de ello, y después de todo lo que ha pasado, sentimos que para nosotros es importante ahorrar dinero para viajar aquí y que los niños vean las raíces de su familia", ha destacado la mujer de Pablo.

Según Quiñones, su marido se encuentra bien, aunque hace poco tuvo un pequeño percance en la cárcel. "Hace poco le han operado porque se torció el bíceps jugando a béisbol y ahora está recuperándose, pero está bien. Creo que todo esto para él es muy duro porque él siente que no debería estar en prisión, pero está intentado tener una actitud positiva y optimista", ha explicado.

Para sus hijos, Giorgio y Javier Andrés, tampoco es nada fácil. "Yo creo que para los niños es muy duro ver que su padre no está en libertad porque en la escuela ven que a sus compañeros les vienen a buscar sus padres o que hacen cosas con ellos. Es duro porque yo me imagino de niña con esa sensación de saber que mi padre está aquí pasando el tiempo conmigo, pero sin embargo, ellos no tienen eso", ha subrayado.

Desafortunadamente, sus hijos nunca le han visto a Pablo fuera de la cárcel, pero suelen ir a verle todos los fines de semana. "Cuando vamos a verle mis hijos suelen jugar a fútbol con él. No tienen un balón, pero suelen apañarse con una especie de bola para lanzarla", ha indicado.

Quiñones es enfermera, y la pandemia también ha tenido una gran afectación para ella. "Estos dos últimos años han sido muy duros para mí. He estado trabajando como 70 horas en una semana porque no había muchas enfermeras. Hubo un tiempo en el que no le pude ver a Pablo porque con el covid no dejaban hacer visitas en la cárcel. Para mí era muy traumático y estresante porque veía a mucha gente morirse en el hospital. La gente normalmente le cuenta sus problemas a su pareja cuando llega a casa de trabajar, pero yo no podía hacerlo", ha subrayado.

A pesar de estos largos 27 años de lucha, en estos momentos la familia tiene la esperanza de que esos 117 folios que se han presentado como apelación sirvan para que se celebre un juicio para que finalmente Pablo Ibar salga como inocente de la prisión. "Con el frío que hace, estamos bastante fuertes. El juicio no será pronto, pero por lo menos estamos esperanzados. Creo que hay suficientes argumentos y Pablo debe salir. Pero bueno, la decisión no está en nosotros y tenemos que esperar los resultados. Por las estadísticas, sabremos algo más o menos el año que viene a estas fechas", ha explicado Cándido.