La Diputación concede este año la Placa de Oro, la mayor distinción del territorio, al Centro Sociosanitario Cruz Roja de Donostia, en la calle Matia. ¿La razón? Haberse transformado durante la primera hora del coronavirus para acoger y atender a los positivos de toda la red de residencias de Gipuzkoa. Con el premio recién hecho público, NOTICIAS DE GIPUZKOA habla con Antxon Amunarriz, director de este centro sociosanitario, que muestra el "orgullo" por el reconocimiento a su labor, sin dejar de insistir en que el mérito reside en el equipo humano que cada día trabaja detrás de esa fachada.

¿Cómo surgió la idea para este proyecto?

-Nosotros somos la Cruz Roja; nuestra función es ayudar a las personas. En febrero de 2020 se nos ocurrió reconvertir nuestro centro para que fuese un lugar donde viniesen las personas positivas de otras residencias. Lo hablamos con la Diputación, y le pareció una idea genial; lo hablamos también con Sanidad, a través de la Diputación, y así es como empezamos. Nuestro objetivo era evitar ingresos hospitalarios de pacientes de residencias, de la red de residencias de Gipuzkoa, que fuesen positivos. Porque en las residencias no tienes capacidad sanitaria para atender a ese tipo de usuarios. Lo planteamos, les pareció genial y así lo hicimos.

¿Cómo se ha coordinado el trabajo?

-La verdad es que fue un trabajo increíble, porque nosotros en ese momento teníamos 120 usuarios en el centro. Tenemos pacientes con trastorno mental severo, otros son residentes, de residencia de personas mayores, y luego también tenemos usuarios sociosanitarios. Teníamos 120 usuarios en ese momento en el centro. La coordinación que hicieron desde la Diputación fue increíble, las residencias donde trasladamos nosotros a nuestros usuarios también, les acogieron de una manera genial. La coordinación fue muy buena. Y luego, lo que para nosotros fue básico, fueron los voluntarios de la Cruz Roja; porque claro, tuvimos que evacuar el centro en muy poco tiempo y cuando se lo contamos, vinieron. Teníamos filas de ambulancias y de vehículos de transporte adaptado con los voluntarios esperando, para ayudarnos, para hacer el traslado. Así que muy bien, muy bien.

Ha dicho que en ese momento tenían 120 usuarios.

-Nuestra capacidad es de 130; lo que pasa es que en ese momento teníamos€ 122 personas usuarias, exactamente. Porque tenemos altas, bajas, usuarios que se vuelven a casa o que van a una residencia, y solemos tener bastante movimiento al año.

No tienen únicamente residentes de la tercera edad...

-Tenemos 25 personas con trastorno mental severo; 32 personas que son residentes, como si fuese su casa, su domicilio, como una residencia normal; y luego tenemos 73 usuarios sociosanitarios, que tienen un problema social y sanitario. Entonces claro, tuvimos que sacarles a todos, para convertirnos en centro covid.

¿A qué desafíos se han enfrentado? Ha hablado del traslado de todos los usuarios. ¿Alguno más?

-El mayor desafío que tuvimos fue en cuanto al personal del centro. De estar haciendo una labor habitual, pasamos a ser un centro con sólo personas contagiadas, y el personal es lógico que tuviese€ Había miedo, inseguridad. Cada uno tiene sus hijos, sus padres, que cuidar. El miedo al contagio era importante. Pero uno de nuestros éxitos es que, y eso es el mérito de las profesionales del centro, que no se contagió ni una persona del equipo laboral. No tuvimos ni un solo contagio, y eso es por el buen hacer que tuvo el personal.

¿Cuanta plantilla tienen?, ¿Cuánto personal trabajó en ese período de tiempo?

-Esos días, estuvieron trabajandocasi 90 personas. Habitualmente, somos 140-145. Lo que pasa es que no todo el mundo estuvo trabajando en ese momento, porque había personas que no era aconsejable, bien porque tuviesen algún tipo de dificultad médica o porque eran más mayores y tenían más posibilidad de contagiarse. Esas personas las dejamos en reserva, por si nos hacían falta, porque se contagiaba alguien. Pero casi 90 personas estuvieron en el centro trabajando. Personal médico, de enfermería, administración, personal de limpieza, lavandería€ Sí, sí. Y todos los de mantenimiento, porque tuvimos que hacer obra en todo el centro, para acoger a todas las personas.

¿Tuvieron que hacer modificaciones en el edificio?

-Sí, sí, tuvimos que hacer obras, claro. Porque era un tipo de usuario muy diferente, que tenía unos requisitos distintos al que teníamos habitualmente. Sí, tuvimos que hacer obras, adecuar el centro a este tipo de usuarios y luego, cuando ya terminamos, que fue en junio, volver otra vez a la normalidad.

¿Desde cuándo está abierto el centro?

-La fundación es en 1917, que es cuando se fundó nuestro hospital. Aunque la Cruz Roja está aquí desde antes, porque lleva casi 150 años en Gipuzkoa, el hospital se abrió después. Primero fue escuela de enfermería, luego hospital, y después, en 2003, lo abrimos como centro sociosanitario. Antes era hospital quirúrgico.

¿Cuál es la valoración general que hace de esta iniciativa?, ¿Positiva?

-Sí, la verdad, que sí. Fue un esfuerzo muy grande, pero mira, entre la coordinación de la Diputación, la ayuda de los voluntarios con las ambulancias y los vehículos de transporte, la verdad es que, yo creo que hicimos un buen servicio. Y sobre todo, destacar el personal del centro, que tuvo una actuación increíble.

¿El premio es un reconocimiento a vuestra labor?

-¡Hombre! Para nosotros es un honor, es un orgullo, que nos den el mayor premio que hay en Gipuzkoa. La gente está muy contenta; de hecho, me están felicitando también presidentes de oficinas locales, porque nos hemos enterado todos, lógicamente. Y para nosotros es muy importante. Porque además, era algo que no se nos había ocurrido que nos pudiesen dar, ni era un premio buscado. Nosotros no buscamos premio; nosotros simplemente trabajamos y punto.Entonces, para nosotros es un orgullo.