a creciente sensación de inseguridad que en los últimos meses se ha instalado entre la ciudadanía de Irun volvió a manifestarse la mañana de este jueves, cuando agentes de la Ertzaintza detuvieron a una persona e imputaron a otra por agredir a un comerciante en la zona de Behobia.

Los agentes acudieron al lugar de los hechos al ser alertados de que varias personas armadas estaban agrediendo a uno de los trabajadores de la zona comercial, al que infligieron "heridas de consideración" por las que tuvo que ser trasladado al Hospital del Bidasoa. Durante la actuación, la Ertzaintza incautó dos armas: un cuchillo y un puño americano.

El del jueves no fue un hecho aislado; el incidente sucedió apenas una semana después de la reunión organizada por el alcalde de Irun, José Antonio Santano, con los responsables de los cuerpos policiales de la ciudad para tratar, precisamente, los preocupantes datos de aumento de delincuencia en la ciudad, que se han incrementado en un 35,5% en lo que va de año con respecto a 2020, con unos 400 sucesos más.

Los incidentes han venido notándose a lo largo del año en diversos puntos de la ciudad, como en la plaza Urdanibia, el barrio de San Miguel o la zona comercial del puente internacional de Santiago. En ese sentido, no han sido pocas las entidades de la ciudad que, además del propio Gobierno local, han alertado del problema de seguridad.

El grupo municipal del PNV solicitó en el mes de julio que se crease una comisión permanente de Seguridad y Convivencia en el seno del Ayuntamiento con el objetivo de contar con un nuevo órgano de coordinación entre los diferentes cuerpos policiales e instituciones de la ciudad. "El problema existe, es real", reclamaban ya entonces los jeltzales, al tiempo que instaban a abordar el tema "sin alarmismos".

El edil del Partido Popular de Irun, Iñigo Manrique, también ha reclamado recientemente que se amplíe la plantilla de la Policía Local de Irun, atendiendo a la petición expresa de contar con más recursos y agentes que desde la propia Junta de Personal del Consistorio habían manifestado pocos días antes.

el último de muchos

La agresión al comerciante de Behobia es, así, el capítulo más reciente de un largo listado de actos delictivos que se han sucedido desde enero en Irun, muchos de los cuales no llegan a conllevar penas excesivas para los implicados por ser considerados delitos menores. Así lo considera también Celestino Arévalo, responsable del comercio Souvenirs García, ubicado frente al aparcamiento donde se produjo la agresión el jueves.

Como relató Arévalo ayer a NOTICIAS DE GIPUZKOA, el incidente del jueves fue la respuesta a "un problema" que un joven tuvo con el comerciante agredido durante la tarde del miércoles. "Al día siguiente", continuó, "llegaron veinte o treinta personas a tomarse la justicia por su mano", agrediendo al comerciante en cuestión.

Más allá del altercado puntual, el responsable del comercio behobiarra asegura que la sensación de inseguridad lleva mucho tiempo instalada en la zona: "Es un desastre total, no hay justicia". Y no lo dijo solo como comerciante, "como ciudadano también", pues a nivel de ventas Arévalo considera que estos incidentes no le están produciendo perjuicios significativos.

Aunque su tienda sufre hurtos menores "casi a diario", Arévalo aseguró que no ha tenido ningún incidente grave en su establecimiento, en parte, gracias a la fuerte presencia policial en la zona. Si bien considera que la labor de los agentes "permite disolver" este tipo de incidentes una vez se han producido, "no siempre los previene". "Aún así, creo que labor de la policía está bastante bien, lo que está fallando es el poder judicial", consideró el comerciante.

"Esta gente siente mucha impunidad, aunque se vayan arrestados no pasa absolutamente nada, el problema es a nivel de ley y hasta que eso no cambie los problemas van a seguir sucediendo", aseveró Arévalo, que quiso dejar claro en que no está de acuerdo en culpar a las personas extranjeras por la situación: "Yo ya estaba aquí en el año 72 y ha habido robos toda la vida".

El pasado mes de junio, al ser cuestionado sobre los problema causados por los moradores de un local ocupado en la calle El Pinar, el propio alcalde Santano ya habló de un problema de "falta de herramientas jurídicas" por parte de los cuerpos de seguridad para hacer frente a situaciones de violencia menor reiteradas.

La sensación de que se están dando situaciones violentas no contempladas o no penadas proporcionalmente en el Código Penal parece extenderse en la localidad bidasotarra. Solo el tiempo dirá si el problema remite destinando más agentes y recursos a la prevención, o si, por el contrario, hay tipos delictivos que están por legislar.

Los datos de aumento de delincuencia en Irun se han incrementado en un 35,5% en lo que va de año con respecto a 2020

El incidente del jueves fue la respuesta a "un problema" que un joven tuvo con el comerciante agredido durante la tarde del miércoles