- Cuando este domingo una nueva colada de la erupción de La Palma arrasó en cuestión de minutos Todoque, los bomberos que durante días habían hecho todo lo exigible y hasta intentado lo imposible, como encauzar un río de lava, sintieron una punzada que les acompañará por mucho tiempo a todos ellos. Llevan días sintiéndose impotentes ante el volcán. “Sientes frustración”, confiesa el sargento Jesús Madero, jefe del equipo del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, que ayer se retiró para dejar sitio a otros compañeros más frescos, porque ellos están desfondados “física y psicológicamente” como no lo han estado nunca, ni en los incendios más duros.

El destino que corrió la iglesia de Todoque, y con ella las casas y fincas de decenas de familias, se veía venir desde que la primera colada de la erupción se plantó a la entrada del pueblo tras sepultar todo a su paso, aunque llevara días apenas sin avanzar: “Estaba claro que cuando tienes delante un frente de ocho, diez, doce metros de altura que es como una apisonadora...”

Pero los Bomberos de Gran Canaria lo probaron todo, como abrir un canal con maquinaria pesada por si tenían la fortuna de que la lava lo siguiera hacia un barranco cercano. Mientras se deslomaban excavándolo, ya lo advertían: parecía prácticamente imposible que funcionase, “pero que no fuera por no haberlo intentado”. Todos en este grupo de bomberos lo sabían, pero varios quisieron creer hasta el final que había una esperanza. Es el caso de Jorge González, uno de los hombres bajo el mando del sargento Madero: “Sabes que se lo va a llevar por delante, pero no lo tienes claro, siempre tienes esa esperanza... la primera colada se había frenado”. Y realmente esa colada no avanzó, pero otra recién expulsada por el volcán, más fluida, bajó a toda velocidad sobre la lava más antigua, como si se deslizara sobre una autopista. Y hubo que evacuar a todos los equipos que estaban todavía allí. Noelia González, otra de los miembros del equipo, dice que todavía no asume las escenas en las que se ha visto envuelta: “En la vida imaginé que iba a vivir algo como esto. De hecho, pasaban los días y seguía sintiendo que vivía una película (...) Ni a mi familia o mis amigos se lo puedo expresar, me faltan palabras”.