- La vida no ha sido nada fácil para Bekas Hussein, un kurdo sirio de 30 años que actualmente vive en Alemania tras pasar por Euskadi. Cuando tenía seis años comenzó a trabajar en un supermercado de pueblo regentado por su padre al mismo tiempo que estudiaba en el colegio. Poco después, su padre murió dejando una mujer viuda y ocho hijos huérfanos. Bekas fue el único de los hermanos que pudo estudiar una carrera y se decantó por la Ingeniería Petrolífera, pero en 2011 llegó la Guerra de Siria y su sueño se truncó. Fue entonces cuando decidió venir a Europa en busca de una vida mejor junto a su madre y una hermana, teniendo que cruzar el mar Egeo en patera hasta ocho veces. Cuando llegó a Grecia, se quedó atrapado en el campo de Idomeni, donde conoció a Jordi Campàs, entonces responsable de la Comunidad Polos de Conocimientos en Euskampus. Años después, a través de un programa de Becas de la Fundación Euskampus, Bekas Hussein ha podido estudiar el máster Erasmus Mundus en Energías Renovables Marinas.

¿Como fue su infancia en Siria?

-Vivía en Kurdistán, en un pueblo pequeño de Siria. La vida era muy simple, no había tecnología ni nada de eso y viví una infancia muy familiar. Mi familia era grande, éramos cuatro hermanos y cuatro hermanas, y vivíamos en una granja. También teníamos un pequeño supermercado. Cuando tenía ocho años, mi padre murió y como yo era el mayor de los hermanos tuve que trabajar mucho para que mi familia sobreviviera.

Empezó a trabajar en el supermercado de sus padres a una edad muy temprana. ¿Cómo recuerda esa experiencia?

-No sé seguro, pero cuando eres un niño y haces algo así puede parecerte que es como un juego y no crees que eres demasiado joven para hacerlo. Pero cuando eres un poco mayor y estás trabajando y estudiando a la vez, es mas difícil. En vez de jugar con otros niños tienes que ir a trabajar como si fueras una persona adulta.

Cuando era mayor decidió estudiar Ingeniería Petrolífera. ¿Por qué?

-En Siria hay muchos tipos de Ingeniería, pero en nuestra área, en el norte de Siria, hay petróleo y gasolina. Estudiar Ingeniería Petrolífera era una manera de asegurarse una buena vida y un buen salario. Cuando decidí eso, sobre todo lo hice para que mi familia tuviera una vida mejor después de todo el sufrimiento que tuvimos.

Con 23 años, en 2014, al terminar los estudios universitarios en pleno conflicto, se trasladó a Turquía junto a su familia, donde trabajó en la construcción en jornadas de 14 horas.

-Era necesario para vivir. Allí si trabajas tienes dinero para comer ese día, pero si al día siguiente no trabajas, no tienes ningún tipo de soporte financiero. Tienes que trabajar para pagar el alquiler de la casa, para los gastos y para todo. Cuando estaba estudiando en Siria también trabajaba en la construcción o en la granja, pero no tanto como en Turquía. Además, cuando ya te has graduado en Ingeniería es muy duro tener en mente un futuro mejor y, de pronto, te ves trabajando en la construcción lejos de la vida que imaginaste.

También tuvo que cruzar varias veces el mar Egeo en patera para llegar a Europa.

-Lo llegué a hacer hasta ocho veces y no sabía si llegaría al otro lado vivo o si moriría en el intento, ni tampoco si encontrarían mi cuerpo si caía al mar. Ahora a veces me pregunto cómo podía hacer eso y pienso que no lo volveré a hacer. Pero era una cuestión de vida o muerte. Vivía en un país en el que tu mayor sueño puede ser huir de allí. No se podía esperar nada de ese país, así que tuve que intentar llegar al otro lado para que tuviésemos una vida mi familia y yo.

¿Qué sintió las veces que no consiguió llegar a Europa?

-Es muy decepcionante. Cuando sales al mar en patera por primera vez puedes estar asustado, pero cuando lo intentas y no lo consigues, la siguiente vez es más difícil porque tienes todavía más miedo. Sabes que puedes morir o salir vivo a partes iguales.

¿Conoce a personas que nunca llegaron a Europa?

-Conocí a gente española en Idomeni a través de una tragedia que sucedió. En mi pueblo había pequeñas familias y siempre estábamos todos en contacto. Cuando llegamos a Grecia, en el campo de Idomeni, me llamaron para decirme que un niño de ocho años de mi pueblo había desaparecido y a ver si podía preguntar en el campo por esa persona. Así que empecé a buscar voluntarios para que miraran en las islas o en los hospitales. Allí me encontré con voluntarios españoles y pasamos una semana entera buscando a ese niño, hasta que finalmente lo encontraron muerto en un hospital de Turquía junto a otro chico de veinte años al que también le conocía.

En Idomeni conoció a Jordi Campàs, que estaba trabajando de voluntario, y le contó su sueño de estudiar un máster relacionado con su ingeniería. ¿Fue un golpe de suerte?

-Viéndolo con perspectiva, después de conocer al equipo de Euskampus y todo lo que he vivido con ellos, diría que sí, por supuesto. Pero me gustaría haberles conocido en otras circunstancias. Querría que no le hubiera pasado eso a ese niño de mi pueblo, pero fue el destino. Estoy muy agradecido por haberles conocido.

¿Cómo fue el máster? ¿Dónde lo cursó?

-Era el máster Erasmus Mundus en Energías Renovables Marinas, un máster interuniversitario liderado por la Universidad del País Vasco junto a otras tres universidades europeas: University of Strathclyde en Escocia, Norwegian University of Science and Technology en Noruega y la École Central de Nantes. Comencé en 2018 y durante dos años que duró el máster estuve en Bilbao y en esos tres países. Tuve un montón de dificultades por mi situación familiar y otros asuntos. El máster era complicado, pero con la ayuda de todos los compañeros, la gente de Euskampus y mi familia pude continuar.

¿Qué es lo más importante que ha aprendido aquí?

-En lo que respecta a la vida social, diría que cuando los inmigrantes llegamos aquí sentimos que algunas personas nos están mirando por tener un color de piel diferente o una religión diferente. Siempre sientes que hay gente que te está mirando. Pero por otro lado, creo que la mayoría de la gente es muy amable y no hay problemas de racismo. Las primeras personas que conocí en Europa eran voluntarios españoles, así que tuve la oportunidad de ver que tenían corazón para tratar a todos por igual. Siempre me he sentido igual que ellos desde que les conocí porque son amigos de verdad y puedo confiar en ellos.

¿Cree que este tipo de ayudas son importantes para los estudiantes inmigrantes?

-Sí, creo que son fundamentales. Yo soy solo un ejemplo de miles de personas que están en mi misma situación, pero hay gente que no ha tenido la misma suerte que yo. La gente que vive en los campos de refugiados, en Kurdistán, en Turquía, en el Norte de Irak, en Jordania, en Líbano... hay cientos de personas que no podrán cumplir su sueño.

¿Por qué se fue a Alemania cuando terminó el máster?

-Mi madre y mi hermana viven aquí en Alemania y pensé que lo mejor sería venir. La vida aquí es muy cómoda, hay de todo y también hemos conseguido el permiso de residencia. Hoy en día estoy buscando trabajo y también pienso casarme e irme a vivir con mi novia el año que viene. Pero si tuviera que elegir otro sitio sería el País Vasco. No es por hacer la pelota, lo digo porque creo que tenéis muy buena calidad de vida. En el País Vasco puedes sentir que hay vida, y eso no se consigue en cualquier sitio. El simple hecho de ver a niños jugando a futbol es una cosa que no había visto desde que tenía cinco años.

¿Cuál es la situación actual en Siria?

-Aún continúa la guerra y siempre hay conflictos. Pero no solo es la guerra o la posibilidad de ser asesinado, sino que la situación económica también es lamentable, increíble. Ganan muy poco dinero y todo es muy caro. Además, estás en tu casa pero nunca sabes lo que puede pasar en cualquier momento. Yo quiero vivir en algún sitio que pueda decidir por mí mismo las cosas, y que no dependa de nadie. En Siria no tienes esa opción porque te pueden matar cuando sea.

"Subí a una patera hasta ocho veces y no sabía si llegaría al otro lado vivo o si moriría en el intento, ni tampoco si encontrarían mi cuerpo"

"Yo soy solo un ejemplo de miles de personas que están en mi misma situación, pero hay gente que no ha tenido la misma suerte que yo"