oco a poco, se va recuperando cierta normalidad en sectores muy castigados durante la pandemia. El turismo comienza a moverse, la movilidad favorece al comercio y los bares y restaurantes pueden -aunque aún con limitaciones de aforo y comensales por mesa- abrir hasta las doce de la noche. Un horario que aún no supone un avance real para el ocio nocturno. Los negocios dedicados a la noche se han quedado como los últimos de la fila. La noche, como tal, está “parada”, dicen. Se refieren a la noche prepandemia, los viernes y sábados con los pubs, bares y discotecas llenos, con aglomeraciones de gente, con “ambiente, euforia y copas” hasta las tres de la mañana o más allá. Ahora eso no existe.

Algunos, por las características de sus locales, han podido adaptar su modelo de negocio, pero otros no. En cualquier caso, todos lamentan que la hostelería esté siendo el sector más “señalado” durante esta crisis sanitaria y confían en que, gracias a la vacunación, puedan volver cuanto antes a trabajar con normalidad.

Natalia Medina. The Hole

“Abrir hasta las doce no nos sirve para nada”

Natalia Medina lleva cuatro años con The Hole, un local de la Parte Vieja de Donostia que, por sus características, está centrado al 100% en el ocio nocturno, por lo que lleva año y medio cerrado salvo “un mes y tres semanas” el pasado verano, comenta Natalia, que reconoce que la ampliación de horario hasta las doce de la noche “no vale para nada en el caso del ocio nocturno”: “Me alegro por los que tienen terrazas y dan cenas porque pueden trabajar, pero yo no tengo cocina ni terraza. Para qué abro. Para cuando alguien viene a mi local a tomar algo ya tengo que cerrar. Y encima tienen que estar sentados”.

La dueña de The Hole reconoce estar “cada vez más desesperada” porque la situación “se alarga”, y lamenta que “desde las instituciones solo han fijado en la hostelería” a la hora de decidir las restricciones. A esto se añade el hecho de que Euskadi sea una de las comunidades más restrictivas con los horarios: “Es una discriminación al ciudadano que sean las comunidades las que tomen las decisiones. En Cantabria, por ejemplo, ya han recuperado el horario de 2019. El Gobierno Vasco está siendo muy restrictivo y resulta que tenemos de las incidencias más altas del país. La verdad es que estamos cabreados”.

Natalia dice que, a estas alturas, no quiere “ni rescates ni ayudas”, sino “trabajar”: “Es que llevamos mucho tiempo así. He tenido que depender de familiares y amigos. Y nosotros abriremos porque tenemos un casero estupendo, otros han tenido que dejar los negocios”. Un posible aumento de horario hasta la una de la madrugada -que es una de las opciones sobre la mesa de cara a las próximas semanas- tampoco es una solución, ya que lo que necesita es una normalidad total para que el negocio funcione: “¿Una hora más? Seguiríamos en las mismas si la gente tiene que estar sentada. Imagínate estar sentado en una discoteca, pues no va nadie. Es normal que la gente haga botellones en la calle. Hace una noche estupenda y quieres tomarte algo”.

Aritz Prades. Limerick

“La recuperación no va a ser rápida ni sencilla”

Aritz Prades, que lleva desde 2006 con el Limerick, conocido establecimiento en Errenteria, coincide con Natalia Medina que el nuevo horario de la hostelería “no es una mejora” para su negocio, centrado en el ocio nocturno, que tiene “unas características muy concretas”, indica: “Es música, fiesta, euforia, alcohol, cierta aglomeración de gente... y todo eso, condensado en unas poquitas horas y generalmente un par de días a la semana, y este modelo de negocio está parado. Mientras la situación sanitaria y la legal no permita que se desarrolle bajo sus parámetros naturales, el ocio nocturno estará condenado. Hay que ser categórico a la hora de analizar la situación. Las doce de la noche puede dar un poco de aire a algunos locales, que pueden empezar a facturar algo y sobrevivir, pero no es una gran noticia”.

Dice Aritz que para los hosteleros estos meses de pandemia están siendo “de incertidumbre, soledad y muchísima preocupación”: “Económicamente hemos tenido que hacer unos esfuerzos increíbles sin saber si iban a ser tres meses, luego seis, luego igual un año, luego igual dos.... y eso está siendo muy duro psicológicamente”. En su caso han decidido no reciclarse porque “no tenía sentido sin saber si iba a ser rentable” y porque quieren “reivindicar” el ocio nocturno: “En Limerick somos fiesta, noche, ocio nocturno. Nos gusta serlo, queremos serlo, hemos invertido mucho esfuerzo y cariño en serlo, y creímos que permanecer cerrado nos posiciona y refuerza en esa filosofía”.

El dueño del Limerick admite que una situación excepcional como la creada por la pandemia “es muy difícil de gestionar”, pero lamenta que a los políticos les esté faltando “empatía”, lo que les ha llevado a tomar “muy malas decisiones”: “Siempre se pide aguantar al ciudadano de a pie. En este caso ha sido muy fácil y recurrente estigmatizar a la hostelería, y creo que se han excedido. Además de no ser nada coherentes, si la hostelería es un problema, ciérrala y compénsala, como en toda Europa, y cuando ya no sea un problema, ábrela. Han preferido señalarnos, limitarnos, asfixiarnos, y que soportemos nosotros el peso de su mala gestión... antes que cerrarnos y compensarnos”.

Pese a todo, Aritz se siente “optimista gracias al avance de la vacunación, que puede poner fin a esta pesadilla”. Pero, es consciente de que aún debe ser “paciente” para trabajar como lo hacía antes de la pandemia: “Necesitamos una tasa de contagio más baja y un porcentaje de vacunación más alto, el famoso 70% que estaba previsto para julio y que seguro llegará más tarde, pero que ojalá llegue cuanto antes. Después de eso necesitaremos nuestro horario normal y el aforo completo, y a poder ser unas compensaciones económicas coherentes. Ahí empezaría la recuperación, que en cualquier caso, seguro no va a ser rápida ni sencilla”.

Jorge Iragorri. Imasde

“Espero que ahora no se den pasos para atrás”

En una época en la que los negocios hosteleros están de todo menos boyantes, Jorge Iragorri -junto a otro socio- ha abierto un bar-coctelería, el Imasde, que en un futuro -espera que cercano- estará centrado en el ocio nocturno “y en música en directo”: “Lo firmamos antes de la pandemia, en diciembre de 2019, e íbamos a abrir en abril de 2020, pero no pudimos, claro, así que fuimos haciendo la obra con más calma”.

Jorge, que tiene otro local -El Muro, también en Irun-, ha adaptado el Imasde a la situación actual: “Hemos cambiado un poco la idea abriendo todo el día y ofreciendo pintxos. Mantenemos los cócteles, que hacemos de una forma especial, pero abrimos con el vermú y de ahí para adelante. Al final la gente lo que está haciendo es tomar las copas antes. En vez de empezar a las diez de la noche, empieza por la tarde, aunque no es lo mismo”.

El Imasde solo tiene “tres mesas en la calle” y el aforo del 50% le deja a Jorge con poco margen de maniobra, pero él ya tiene asumidas las restricciones y trata de sacar partido a los negocios: “Nos hemos acostumbrado. Ahora me he hecho a la idea de que voy a poder abrir hasta las doce y me organizó así. Si en algún momento nos dejan abrir más, pues bien, pero por ahora me he hecho a la idea de que hasta septiembre podremos hasta las doce”.

Eso sí, espera que no haya retrocesos en esta progresiva flexibilización de las restricciones: “Ahora tenemos de repente esta incertidumbre por lo que ha dicho la ministra de Sanidad, pero soy optimista y creo que vamos para adelante. Imagino que aguantarán el verano más o menos con estas medidas por el tema de las fiestas, para que no se vaya de madre, pero espero que no vayamos ya para atrás porque la vacunación ha cogido ritmo. No pido nada, solo que no nos cierren y que no haya más restricciones. Como si me dicen que voy a estar así hasta diciembre. Lo que quiero es que cuando haya una normalidad en las medidas para nuestros negocios, sea ya definitiva”.

Haika Aizpurua. Seven Clovers

“No creo que este verano haya normalidad”

Haika Aizpurua, hostelero debarra que tiene el pub irlandés Seven Clovers y que además es vocal de ocio nocturno de Hostelería Gipuzkoa, resume su situación: “Tenemos un pub en el que antes de la pandemia ya trabajábamos también durante el día, así que al menos hemos podido salir adelante y hemos podido mantener a los trabajadores, pero no he ganado un duro desde que empezó todo este asunto. Solo he cubierto gastos, esa es la realidad. El mayor problema es que la facturación de jueves, viernes y sábado a la noche, que es la fuerte, ha desaparecido, y el ocio nocturno no es una realidad si solo puedes abrir hasta las doce”.

Además del horario, el aforo y las limitaciones de comensales en las mesas son unas restricciones que también están haciendo mucho daño en el sector: “Yo tengo un local grande, pero de poder tener hasta cien personas estamos metiendo a un máximo de 38 o 40 por las distancias y porque hay mesas de seis en las que solo pueden ponerse cuatro”.

Haika lamenta que las ayudas a la hostelería “han sido escasas e iguales para todos, cuando el sector de la noche es el que más ha sufrido y ha recibido muy poco” y también que en año y medio apenas pudiera trabajar con normalidad “cinco días el pasado verano, que coincidieron con las fiestas de Deba”. Una apertura que demostró que el ocio nocturno podría trabajar sin problemas hasta las tres de la mañana: “El último día tenía ertzainas vigilando desde fuera y se quedaron asombrados en el buen sentido de lo bien que se estaba comportando la gente. Estábamos trabajando tres y uno hacía un poco de policía, recordando la mascarilla, manteniendo las distancias... se puede hacer. Nosotros preferimos hacerlo así porque era importante trabajar bien aunque ganáramos menos dinero”.

Tal y como dicen sus compañeros de profesión, Haika asegura que “lo que mata a la hostelería es el cierre y andar cambiando medidas. Que la ministra de Sanidad quiera cerrar el interior sería un golpe muy grande, espero que no se cumpla”.

Destaca este hostelero debarra que desde el sector se ha hecho “un esfuerzo importante” durante la pandemia: “Nos hemos adaptado, reinventado... para que luego nos echen en cara que la gente no está con la mascarilla. Es como si me llegan a mí las multas de cuando alguien da positivo en alcoholemia porque ha bebido en mi local”.

Haika no cree que haya una normalidad en el ocio nocturno “hasta navidades”: “De hecho, queremos abrir otro local y vamos a esperar a esa época. No creo que este verano haya normalidad. La clave está en la vacunación, que vaya bien”.