- El límite de 30 kilómetros por hora para vehículos a la hora de circular en la mayoría de calles de Donostia -el 88,5% de los tramos están ya sujetos a esta velocidad o menor y solo en el 11,5% se permitirá circular a 40 o 50 kilómetros por hora- entró en vigor ayer (lo hizo en todo el Estado). El objetivo es convertir las ciudades en lugares más sostenibles, con menor siniestralidad y contaminación y más amables para los peatones y los ciclistas, a los que les agrada la nueva medida. Sin embargo, quienes cada día tienen que circular con su vehículo por la ciudad debido a motivos laborales no son tan favorables a esta reducción de la velocidad, ya que les afecta directamente en su trabajo. Así que ayer había en Donostia disparidad de opiniones, tal y como pudo comprobar este periódico.

El taxi, un gremio que no lo ha pasado nada bien durante buena parte de la pandemia debido a las restricciones de movilidad, ocio y turismo, ve ahora, en el regreso a cierta normalidad, cómo esta nueva medida le condiciona el día a día. “No lo veo bien, la verdad. Es que hay sitios que con estos coches es imposible no ir a más de 30 por hora”, comenta Jon Andoni, donostiarra que lleva cinco años conduciendo su taxi.

Matiza Jon Andoni que “en algunas calles del centro, en algunas de Gros u otras como la calle Matía en El Antiguo” sí ve “bien” esa limitación de velocidad “porque son carreteras estrechas, en las que hay mucho movimiento de peatones”, pero en otras no tiene sentido. A 80 por hora no vas a ir, claro que no, pero a 50 sí”.

La broma, por decirlo de alguna manera, entre conductores de taxis y de autobús es que “hasta los patinetes” les van a adelantar por las carreteras de la ciudad. “No lo veo bien”, insiste este taxista donostiarra, “porque al final se va a contaminar más, el tráfico será más lento y habrá más atascos”. En cualquier caso, Jon Andoni es consciente de que es una medida con la que tendrán que convivir a partir de ahora: “Nos tocará adaptarnos. Si no, nos vamos a quedar sin carnet”.

Otros trabajadores a priori perjudicados con la limitación de velocidad son los transportistas, como es el caso del donostiarra Daniel, que a última hora de la mañana de ayer se estaba tomando un pequeño descanso en su reparto por el barrio de Gros. “Para nosotros la medida no es buena”, dice. El motivo, muy sencillo: “Tenemos que ir más despacio, así que tardaremos más en hacer nuestro trabajo, en este caso el reparto. Es por el tema de la contaminación y los peatones, ¿no? Pero para nosotros no va bien”.

En su caso, el trabajo lo suele llevar a cabo en Gros, así que no cree que le vaya a afectar tanto esta ralentización de la velocidad, pero “hay compañeros que van de barrio en barrio y les afectará más”.

A los transportistas también les preocupa “la pérdida de puntos” y el posible aumento de multas: “Por ahora es un mes de prueba y a partir de ahí he leído que empiezan a multar. Tampoco sé de cuánto serán las multas. ¿Las va a pagar la empresa?”.

Al igual que Jon Andoni, Daniel considera que “en algunas carreteras ya vamos a 30 o menos, pero en otras es complicado ir a esa velocidad”. Comenta este transportista que su trabajo ya tiene algunas incomodidades habituales como son “el tema de aparcar y el tráfico” y ahora esto supone un nuevo palo en las ruedas.

En el otro lado de la moneda están los ciclistas, a priori favorecidos con esta limitación de velocidad de los vehículos, ya que podrán circular “con mayor tranquilidad” por la ciudad, tal y como comentaba Bernardo, un donostiarra que usa habitualmente la bici para desplazarse: “Los peatones y ciclistas nos vamos a sentir más tranquilos y seguros. En mi caso, apenas uso el coche, así que cojo la bici y suelo ir por bidegorris, pero en carreteras más estrechas donde antes no andaba ahora sí las usaré. Me parece una buena medida”.

Este ciclista es consciente de los profesionales “no están de acuerdo” porque es su “trabajo” circular en coche: “Tendrán que recalcular los trayectos y el tiempo, y es algo incómodo”. Pero insiste en que “es bueno probar medidas así”: “A ver qué tal va”.

Quienes deben usar cada día el vehículo para trabajar creen que la medida les perjudica, pero se resignan: “Nos tocará adaptarnos”

“Nos van a adelantar hasta los patinetes”, es el comentario habitual estos días entre conductores y transportistas

“Se va a contaminar más, el tráfico será más lento y habrá más atascos”

Taxista

“A los transportistas que van de barrio en barrio el reparto les va a costar mucho más”

Transportista

“Los ciclistas y peatones nos vamos a sentir más seguros, es una buena medida que hay que probar”

Ciclista