- Biodonostia y Biocruces Bizkaia, de Osakidetza, han sido dos de los centros seleccionados en el Estado para tomar parte en el ensayo clínico de la vacuna contra el covid de la farmacéutica alemana Curevac. Ambos centros trabajarán con 2.000 personas voluntarias. Julio Arrizabalaga, director científico de Biodonostia, explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA los detalles del ensayo.

¿Cuál es el escenario en el que se realiza este estudio clínico?

-En la pandemia los tratamientos no están dando muchas buenas noticias. Pero en el terreno de las vacunas, en este momento hay dos que están comercializadas, la de Pfizer y la de Moderna. Hay, además, varias en desarrollo. Estaría también la de Oxford, con un mecanismo diferente a las otras. Por decirlo de alguna manera, estas serían las occidentales, ya que por otro lado estarían la Sputnik, en Rusia, y varias chinas, que son diferentes.

Pfizer, Moderna, ahora Curevac. Todas son vacunas contra el COVID-19 pero, ¿son similares?

-Se lleva cerca de una década estudiando algo que se llama RNA mensajero. Estas vacunas son de RNA mensajero. ¿Qué hacen? Una vez tenemos la secuencia del virus, conocemos cómo es su genoma y sabemos qué parte del virus es la que entra dentro de las células cuando nos contagiamos. El RNA mensajero puede funcionar como una máquina que le dice a nuestro sistema de defensa que cree una Proteína S, que es exactamente igual a la que tiene el virus. Entonces genera anticuerpos de esa proteína. Si nos contagiamos, como la Proteína S es igual, nuestras defensas se cargan al virus.

Para llegar a este punto se han dado muchas vueltas.

-Las vacunas empezaron a crearse hace aproximadamente 150 o 170 años y han tenido una evolución. Al principio se utilizaban vacunas de virus muertos. En las primeras vacunas el virus producía la enfermedad pero muerto para que generara defensas para cuando llegara el virus vivo. Vacunas de este tipo ha habido varias para enfermedades virales, incluidas las extinguidas. Posteriormente se han utilizado virus inactivados, que no están muertos pero no tienen la capacidad de producir la enfermedad. De estas también ha habido varias. Estas podían, en algún caso, generar algún problema ya que estabas metiendo el virus. Pero con el desarrollo de la I+D ya no se mete absolutamente nada del virus, se mete solamente una especie de orden para que tu cuerpo cree una proteína. A partir de ahí, las defensas irán contra esa proteína y te defenderán del virus.

Existe el temor a los efectos secundarios

-Los efectos secundarios de estas vacunas son muy pocos, porque están metiendo, por decirlo de algún modo, más proteínas que virus. Los efectos secundarios de los ensayos de Moderna y Pfizer han sido muy pocos y casi en ningún caso han impedido que se ponga la segunda dosis.

¿Y la efectividad?

- La efectividad es muy alta, entre el 90 y el 98% en las vacunas de Pfizer y Moderna. La de Oxford tiene otro mecanismo distinto, ayudado por un virus también inactivo. Su seguridad en los estudios también se ha demostrado que es alta, pero sin embargo su eficacia parece que es menor, entre el 70 y el 90%. Hay además dos vacunas en pleno desarrollo, una es la de Curevac y otra es una de Johnson & Johnson.

¿Cómo se articula la participación de Biodonostia?

- Trabajaremos con 1.000 personas. Es un cambio importante. Por ejemplo, con el sida trabajamos en muchos ensayos clínicos pero con grupos de 25-30 pacientes. Este jueves 28 de enero será el día 0, el día que traen los medicamentos y nos abren el centro. El promotor, Curevac, viene y trae la medicación. A partir de ese día haremos una convocatoria a través de los medios de comunicación para lograr gente voluntaria que tendrá que rellenar una encuesta para ver si cumplen los criterios para poder incluirlos. Nuestra intención es empezar el estudio el 15 de febrero.

¿Y cómo se hará?

-Se desarrollará de lunes a jueves. Todos los días vendrán en torno a 50 pacientes y en un mes veremos a 800. En el siguiente mes estos 800 volverán a recibir la segunda dosis. Queremos que para el 15 de abril tengamos 800 personas incluidas en el estudio. Valoramos incluir el viernes en función de la gente que se presente y llegar a las 1.000 personas, que es el máximo.

¿Todos recibirán la vacuna?

-En estudios de estas características, a la mitad les va a tocar ponerse la vacuna y a la otra mitad ponerse placebo, que es agua con sal. Es así como se ve realmente si la medicación funciona. La OMS recomienda que todos los estudios que se hagan en estos momentos incluyan el placebo. Estamos en una pandemia. Se puede pensar que habría que probar la vacuna de Curevac, por ejemplo, comparándola con otras, como se hace con otros medicamentos. Pero en una pandemia no podemos elegir solo una y no saber cómo responden las otras. Cuantas más tengamos, mejor. Lo ideal es que las vacunas lleguen a todo el mundo y, cuantas más vacunas tengamos, más competencia tendrán las multinacionales y más posibilidades habrá de que los precios sean más bajos, lleguen a todo el mundo y se ataje la pandemia más fácil.

¿Y ya sobre la marcha contemplan posibles incidencias?

-Puede ocurrir que a una persona participante en el ensayo le llamen para darse la vacuna desde las vías oficiales. En el momento en el que le llamen, hemos articulado un mecanismo para que se pongan en contacto con nosotros, que haremos lo que se llama abrir el ciego. Inicialmente ni el paciente ni nosotros vamos a saber lo que está tomando. Pero si le llaman para vacunarle, veremos qué toma. Si está tomando placebo, le diremos que vaya a vacunarse, y si está probando la vacuna, le diremos que no, porque ya está vacunado.

¿Por qué ha sido seleccionado Biodonostia?

- En octubre la Asociación Europea de Vacunas hizo un llamamiento a todos los centros para rellenar una encuesta, a través del Instituto de Salud Carlos III, con la idea de que los que cumplieran una serie de requisitos entraran en una red, no solo para ahora sino para futuros estudios de vacunas, pensando en futuras epidemias. Curevac ha seleccionado una serie de centros, tres a nivel de España. Vinieron a conocernos y nos seleccionaron.

¿En qué radica la diferencia entre las vacunas?

-Sobre todo, en la forma en la que se producen. Pensemos en una empresa que tiene tres fábricas en distintos países. Sus responsables son diferentes y dan las órdenes de forma diferente. Con el RNA mensajero ocurre igual. Cada uno ha desarrollado su forma para acabar produciendo la Proteína S. Si todos fueran socios, saldrían un montón de dosis, pero como cada cual ha ido por su lado, tenemos vacunas diferentes con un mismo final: la creación de anticuerpos frente a esta proteína. Las diferencias están también en el mantenimiento. Unas deben conservarse a -70°C y otras a -20°C. Vale con un congelador de los que tenemos en casa. La de Curevac, durante el ensayo la conservaremos a -70°C, pero a futuro parece que podrá conservarse a -20°C.

Tanto en los ensayos previos de Pfizer y Moderna como en este se trabaja con muestras de en torno a 30.000 personas. ¿Por qué motivo?

-El número de pacientes depende de la importancia del evento que se va a estudiar. Si se estudia la muerte o enfermedad grave por coronavirus y vamos a medir la infección, primero mediremos quiénes se infectan y quiénes no y, si se infectan, quiénes desarrollan enfermedad grave y la mortandad. Para esto los datos en 30.000 personas no son tantos. No olvidemos que 15.000 estarán en el grupo placebo y 15.000 en el de la vacuna. En Moderna y Pfizer el grupo de placebo ha tenido en tres meses entre 190 y 200 casos de coronavirus y los casos de enfermedad grave han sido como en la población general, porque tomaban agua con sal. Entre los que tomaban vacuna ha habido, en ambos casos, en torno a diez casos de infección y ninguno de ellos con enfermedad grave. Esta diferencia hace que la vacuna pueda ser aprobada. Tenemos que ver que la diferencia es muy grande y que la única causa que lo explica es que es que se haya recibido la vacuna.

¿Cuándo acabará el ensayo y cómo se compartirán los datos?

-En el Estado participan tres centros pero hay muchos otros en distintos países. La información que se va introduciendo de todos los pacientes está en una base de datos totalmente anonimizada. Se analiza constantemente lo que va sucediendo. Con Pfizer y Moderna en tres meses ya se constató la diferencia tan importante con la que las autoridades regulatorias dieron la aprobación de emergencia. No tienen la aprobación definitiva, porque para eso hay que ver los efectos a un año: si disminuyen los anticuerpos o qué sucede, ver si la vacuna hay que ponerla una vez al año, si hay que esperar más... En este momento esta es la forma de parar la pandemia, luego habrá que ver cómo actuar.

Después de tanto tiempo toda espera se hace larga

-Si empezamos el ensayo clínico el 15 de febrero, posiblemente a finales de mayo la vacuna podría estar aprobada. Los primeros estudios de Moderna y Pfizer fueron en verano. En diciembre en EEUU estaban aprobadas y con una perspectiva histórica no ha habido una vacuna que se haya aprobado en un periodo tan corto. Es porque el RNA mensajero lo llevábamos estudiando diez años.

Otra vacuna en el mercado resultará un alivio.

-Es un alivio seguro. De hecho, la Unión Europea hizo una compra de vacunas antes de que estuvieran comercializadas y de la que más unidades compró fue de la de Curevac.

¿En el estudio pueden participar quienes han pasado el covid?

-No, en el estudio no pueden participar. Otra cosa es que a futuro se vacunen, aunque irían los últimos porque, de momento, tienen algo de protección. En los estudios clínicos no se permite que participe nadie que haya pasado el covid ni nadie que haya tomado otra vacuna anticovid. Se hará una selección de personas de distintas edades, sexos...

¿Qué equipo realiza el estudio?

-Las OSI, las unidades de enfermedades infecciosas, Atención Primaria, Urgencias, etc. aportan 1.000 enfermeras que vendrán voluntariamente a realizar el estudio. Además de los médicos voluntarios, habrá todas las tardes personas coordinadoras. Biodonostia aporta las personas que llevan los datos y las que están en la farmacia preparando las muestras de la vacuna o del placebo. Cualquier profesional sanitario puede participar tras una pequeña formación. La idea es que cada tarde haya cuatro médicos con siete enfermeras, más los coordinadores y dos farmacéuticas. Estarán de 15.30 a 19.30 horas para ir viendo a los pacientes citados tras rellenar la encuesta. Al día siguiente otro equipo, al siguiente otro... pero repetirán el mismo día de la semana. Así, cuando las personas vengan a ponerse la segunda dosis, les atenderá el mismo equipo que en la primera. Vamos a echar el resto porque para Gipuzkoa y Euskadi es importante participar en estos estudios y, si lo hacemos bien, poder seguir participando.

¿Confían en que la respuesta a la convocatoria sea la esperada?

- Creo que sí. Como no tenemos experiencia previa, no sabemos. Nos dice la gente que estaría interesada en participar, pero habrá que ver si cuando se hace el llamamiento se animan. A veces sientes temor a que no vengan esas 1.000 personas. Pero, por ejemplo, entre 40-45 años y 65 años yo tengo clarísimo que, si no me han llamado para la vacuna o siendo sanitario, me apuntaría al estudio. Porque esta vacuna es tan buena o mejor que las otras y tengo el 50% de posibilidades de estar vacunado en unos meses.

¿Cuándo comenzará la selección?

-Hay un pequeño grupo de personas que ya ha contactado con nosotros, una decena. Les llamaremos para testar los posibles problemas burocráticos que puedan surgir cuando lleguen en gran número. Después del Día 0, este jueves esperamos ya que el 29 de enero el Departamento de Salud nos autorice a hacer la convocatoria en los medios y que la gente se pueda empezar a apuntar para ir cuadrando días y horas.

"Esperamos lanzar la convocatoria este fin de semana y poder empezar con el ensayo clínico

el día 15 de febrero"

"Durante el estudio conservaremos la vacuna a -70ºC, pero a futuro parece que podrá conservarse a -20ºC"

"La velocidad con la que se están aprobando las vacunas es gracias a los diez años de investigación sobre el RNA mensajero"