- El cierre de negocios, los ERTE, la caída de la actividad, la precariedad laboral y las limitaciones por la pandemia han hecho que muchas personas y familias que nunca se habían visto en situación de necesidad requieran ahora de ayudas y prestaciones de los servicios sociales.

Un equipo de investigación conformado por cinco universidades -la UPV/EHU, de las Islas Baleares, Complutense de Madrid, Salamanca y Universidad de Zaragoza- ha publicado el segundo Informe del Monitor de Impacto de COVID-19 en los Servicios Sociales, correspondiente a los últimos meses de 2020, que concluye que la crisis provocada por la pandemia está provocando un aumento notable de las personas que requieren ayudas sociales. Además de esas familias que acuden por primera vez a los servicios sociales porque han consumido sus ahorros, la situación se ha agudizado en el colectivo habitual de personas usuarias. Entre quienes solicitan ayuda se encuentran "muchos perfiles con contratos inestables, familias con menores a su cargo sin ningún ingreso y gente con afecciones emocionales graves como consecuencia de la pandemia", señala el documento. Las trabajadoras sociales ven como algo positivo que ahora muchas personas acuden a los servicios sociales "sin sentir vergüenza". "Hay personas que se han atrevido a dar el paso porque ahora la situación les ampara".

El informe recoge también el "agotamiento" de las profesionales de los servicios sociales, debido al "sobreesfuerzo" realizado desde marzo. Una situación que estas trabajadoras no prevén que mejore a corto plazo. "La compleja situación que se está viviendo, tanto en el sistema sanitario como en el sistema laboral, hace que las trabajadoras sociales se sientan agotadas, preocupadas y con cierto desconcierto, porque ven que lo que está por llegar va a ser peor y no saben muy bien cómo van a poder hacer frente a la situación de crisis social que ya se percibe".

Las trabajadoras sociales también prevén que la situación a la que deben atender "empeorará durante el invierno, como consecuencia del probable cierre de más negocios". En el informe se habla de un futuro a corto-medio plazo "cargado de incertidumbre y al que se mira con mucha precaución, ya que no parece que la situación vaya a mejorar en cuanto al volumen de demanda y situaciones de dificultad socioeconómica y laboral a las que dar cobertura desde los servicios de base". A eso se añaden "las repercusiones en la salud tanto de las personas usuarias como del personal de los centros" por la situación derivada de la pandemia del coronavirus.

El equipo universitario interdisciplinar advierte que "la presión sostenida en todos los meses anteriores acaba por desgastar a unas profesionales cuyo nivel de implicación y responsabilidad está siendo muy elevado". Una trabajadora social de Baleares, por ejemplo, señala que "te das cuenta de que los servicios sociales en lugar de ser la primera red son la última. Eso te crea una sobrerresponsabilidad que te supone un estrés de no dejar a nadie sin atender".