- Olentzero, el carbonero que cada Navidad baja de su morada en las montañas para recorrer los pueblos de Euskal Herria y repartir ilusión y alegría, no podrá realizar este año las habituales y concurridas kalejiras de la tarde del 24 de diciembre. Muy a su pesar, la actual situación sanitaria lo impide y lo prioritario es, en estos momentos, la salud y la seguridad. Eso sí, volverá a visitar todas y cada una de las casas de los txikis para dejar sus merecidos y anhelados regalos. Pero, ¿de dónde procede esta figura? ¿Cuál es su origen y el de la tradición que ha llegado hasta nuestros días? Tras años consultando fuentes y documentos, el investigador Iñaki García Uribe tiene respuestas para estas y otras preguntas.

¿Cuánto tiempo lleva indagando en el origen de este personaje navideño tan popular hoy en día?

-A través de mi interés por la antropología, fue hace ya 25 años cuando empezó mi curiosidad por esta figura y comencé a recabar información contactando con diferentes fuentes. Y desde ese 1995, he hecho decenas de programas de radio en diferentes emisoras y también, más cercanos en el tiempo, algunos programas de televisión hablando de este tema.

En ese intenso proceso de consulta, investigación y contraste de datos, ¿quiénes han sido sus principales referentes?

-He bebido de estudiosos importantes y de renombre. Entre todos ellos se encuentran Antxon Aguirre Sorondo, reputado antropólogo guipuzcoano ya fallecido y que dedicó gran parte de su vida a leer y a escribir, llegando a publicar 283 libros, el euskaltzale Bittor Kapanaga, Manu Etxebarria, doctor en Filología Vasca y miembro del grupo Etniker-Bizkaia de Etnografía, y, por supuesto, de los propios textos y trabajos del sacerdote, antropólogo, etnólogo y arqueólogo Joxemiel Barandiaran.

Pero seguro que hubo un desencadenante que le impulsó a empezar a tirar del hilo, ¿cuál fue?

-Como digo, fue en 1995. Yo trabajaba en una importante imprenta y publiqué el libro Olentzaro Sua Hilda, de la editorial Olentzaro SL. Para mí, es el primer cuento con fundamento y el proceso de preparación de ese trabajo me hizo conocer en primera persona a Bittor Kapanaga, fallecido en julio de 2011 en su Otxandio natal. Fue quien interpretó a esta figura y mito en los años 80 del siglo pasado y el que me guió en los primeros pasos a dar.

Y según sus investigaciones, ¿dónde nace el mito y la leyenda de Olentzero?

-La fuente documental que yo considero más relevante es el libro La tradición de Olentzero en la Navidad en Lesaka y en Euskal Herria, coordinado por Emilio Xabier Dueñas y publicado en 2006. Pertenece a la colección Lankidetzan de Eusko Ikaskuntza y recoge las conclusiones extraídas en un simposio de dos días. Y en concreto, sabemos que la tradición de sacar el muñeco nace en una vereda entre Bera y Lesaka, y, desde ahí, se exporta a toda Euskal Herria.

En uno de los capítulos de esa publicación participa uno de sus referentes, Antxon Aguirre Sorondo.

-Así es. Ya en 2004 hizo un exhaustivo estudio de ámbito universal sobre personajes de Navidad. Y de la figura de nuestro Olentzero, u Olentzaro como más me gusta a mí denominarle, dice que se trata de un personaje simbólico que anuncia el solsticio de invierno, es decir, el fin de un ciclo y el inicio de otro. En la caracterización de ritual, Antxon me cuenta que detecta tres elementos importantes: la postulación por las calles para después ingerir los alimentos recogidos; el fuego (del tronco o la leña) que se consume; y la ceremonia de protección.

Parece que esa teoría es compartida también por Joxemiel Barandiaran.

-En su tesis de comienzos del siglo XX, Barandiaran explica que la zona geográfica de origen del mito de Olentzero es Elduaien, Oiartzun, Lesaka, Pasaia, Andoain... Y una cita interesante del primer antropólogo y etnógrafo vasco dice así: Las prácticas relativas a Olentzaro (época, personaje, tronco de nochebuena y fogata) reproducen las formas, un tanto cristianizadas, de varios ritos y ceremonias simbólicas o mágicas muy usuales en las religiones indoeuropeas.

Hay, por tanto, estudios e hipótesis sobre cuál puede ser el escenario de origen del mito pero, ¿se puede precisar una fecha?

-La verdad es que no. Sabemos que desde el siglo XVI el día de Nochebuena, niños y adolescentes salían en postulación por calles y caseríos. Era también la única jornada del año que dejaban postular a los pobres de solemnidad. Lo que se entregaba no era dinero, era género, es decir, productos alimenticios.

Y, sobre el nombre del personaje, Olentzero, ¿qué nos puede decir?

-La primera cita de esa denominación aparece hace 400 años. Fue de Lope Martínez de Isasti, un presbítero, estudioso y escritor de Lezo, y etimológicamente procedería de onen-zaro, es decir, época de lo bueno. Esta hipótesis la defendió también, ya en el siglo XX, el sacerdote, músico y escritor Resurrección María de Azkue en el libro Euskalerriaren Yakintza. El reputado antropólogo, historiador y lingüista Julio Caro Baroja lo asocia con el término francés oleries, que se refiere a un conjunto de canciones navideñas que empiezan por la letra O. Joxemiel Barandiaran, sin embargo, dice que viene de aro (época)y es quien adopta como correcto el término Olentzaro. Y Bittor Kapanaga, por su parte, defiende que el término etimológico más probable es oles-aro, que significa época de llamada a fiestas de trovar.

En este aspecto, parece que no hay mucho consenso.

-La verdad es que hay muchas variantes de denominación: Olentzaro, Orantzaro, Oruntzago, Onentzaro, Orontzaro... Todo depende del pueblo o la zona de Euskal Herria donde se le cita y su forma de hablar. Así que es comprensible que, en este aspecto, no haya una versión unánime entre lingüistas y estudiosos.