- ¿Cuál es el diagnóstico de la situación en las residencias?

-Tenemos una situación todavía complicada. El impacto del contagio comunitario que hemos tenido en Gipuzkoa ha sido brutal y eso ha tenido un efecto tremendo en las residencias. A día de hoy tenemos 162 personas contagiadas en 15 residencias. Por otro lado, tenemos 149 trabajadoras contagiadas en 29 residencias. Desde el punto de vista de ocupación de los centros de referencia estamos bien, tenemos capacidad de atender a más gente.

Y a nivel anímico, ¿cómo se encuentran residentes y trabajadoras?

-La situación que se ha vivido y que se está viviendo es complicada. Están trabajando bajo mucha presión porque están continuamente con medidas muy rigurosas para poder evitar el COVID-19 y la situación está tensionada. Es una mezcla de sensaciones: miedo al contagio, miedo a lo que va a pasar, pero también cansancio, hastío€ Están haciendo una vida lo más normal posible pero con limitaciones y les está afectando. Una vez que tenemos todo lo que tiene que ver con la prevención y la contención del virus ya organizado, queremos poner en marcha medidas que tienden a intentar paliar el efecto que está teniendo el COVID-19 en lo físico y en lo psicológico. Para eso hemos duplicado el ratio de fisioterapeutas, psicólogos y de terapeutas ocupacionales para que puedan ayudar a paliar esto. Por otro lado, tratamos de potenciar la vida dentro de las residencias, pero esto es verdad que hay que hacerlo buscando un equilibrio: potenciar la normalidad, sí, pero en equilibrio con la seguridad.

Y, ¿cómo se llega a ese equilibrio?

-La de los espacios seguros es una medida que estamos llevando a cabo en coordinación con los ayuntamientos y que está teniendo muy buena aceptación. Para este fin de semana ya estará puesto en marcha en 21 residencias y la previsión es que para Navidad ya esté implantado en todas las que necesiten ese espacio, porque hay residencias que ya tienen sus jardines, sus espacios para dar paseos, pero hay otras que no. Trabajamos para proporcionar el mayor contacto posible entre usuarios y familias, pero que sea en los entornos más seguros posibles.

De cara a la Navidad también van a flexibilizar las visitas.

-El programa Goxatu tiene ese objetivo de cuidar la estabilidad emocional de los usuarios y, también, tratar de reforzar la actividad controlada dentro de las residencias. Lo ponemos en marcha en navidades, pero tenemos vocación de mantenerlo después de las fiestas. Va a seguir habiendo dinamización con música dentro de las residencias, hemos adquirido 65 televisiones grandes táctiles para que puedan hacer las videollamadas con sus familias en un tamaño que les resulte más atractivo y que facilite la comunicación, y eso lo utilizaremos luego para proyectar sesiones online, conciertos y demás. Todo esto se va a hacer ahora pero después de las navidades se va a mantener. Además, desde el 23 de diciembre hasta el 6 de enero van a poder visitar a los familiares dos personas a la vez. Es algo que vamos a analizar cómo resulta porque podríamos plantearnos mantenerlo después de navidades. También se están incrementando los espacios para realizar las visitas, porque se tienen que hacer en entornos muy seguros. Por otro lado, van a poder salir a comer o cenar, o pasar todas las navidades en sus casas. Eso sí, a la vuelta, para garantizar la seguridad, tendrán que hacerse una PCR y guardar cuarentena.

¿La flexibilización de las visitas era la medida más demandada entre familias y usuarios?

-Sí. Para eso ponemos a su disposición los espacios y los medios, porque tenemos que hacerlo con seguridad, eso no podemos perderlo de vista. Están en las residencias las personas más vulnerables y aquellas con las que este virus es más letal, tenemos que protegerles.

¿Temen un repunte de los contagios en enero por la flexibilización de las medidas de seguridad?

-No. Si tenemos una tercera ola no va a venir determinada porque los usuarios salgan con sus familias sino por el contagio comunitario. Hay una relación directa entre el incremento del contagio en la comunidad y en las residencias. Y es así porque las residencias están abiertas. Mira cómo hemos tenido el contagio comunitario en Gipuzkoa y no hemos cerrado ninguna residencia, salvo si había brotes dentro del propio centro. A pesar de que hemos tenido municipios con tasas de 2.300 casos por 100.000 habitantes, hemos permitido las visitas porque creemos que se hacen en entornos seguros. Pero, insisto, la relación directa está entre el contagio comunitario y las residencias. Se ve muy bien en los datos: hemos tenido 59 residencias con trabajadoras positivas y de estas nos ha entrado el virus en 29, es decir, lo hemos conseguido controlar en la mitad. A diferencia de la ola anterior, cuando todo estaba cerrado, ahora el riesgo se multiplica. Estas medidas están adoptadas desde la responsabilidad y buscando ese equilibrio con la seguridad. Tampoco creo que haya mucha demanda para salir fuera a pasar la Navidad, porque estamos insistiendo en que es importante hacer burbujas y la burbuja de estas personas son sus compañeros de residencia y las trabajadoras, no sus familias.

Han anunciado una inversión de 25 millones para poner en marcha 25 medidas. ¿Cuáles son las más prioritarias y en qué plazo se van a ejecutar?

-En la evaluación independiente que se ha realizado, y quiero ponerlo en valor, porque desde el principio dijimos que queríamos saber qué había sucedido en las residencias de Gipuzkoa mediante un análisis en el que participaran todas las personas que habían tenido relación sobre las residencias, se concluyó que el tema de los equipos de protección era muy importante. En ese sentido, hemos puesto en marcha ya una licitación de cinco millones de euros para dotar a todas las residencias de material. Las inspecciones conjuntas con el Departamento de Salud también están en marcha. El incremento de ratios para la atención directa y psicólogos y demás se pone en marcha en enero, así como el resto de medidas que faltan. Ha pasado un poco desapercibido pero queremos evaluar el servicio que se presta en las residencias, a través de una relación directa con usuarios y familiares.

¿Cómo van a hacerlo?

-Hemos trabajado un proceso participativo para tener ese input con las familias y vamos a establecer grupos de trabajo permanentes con ellas para extraer cuál es la foto que realmente ellos perciben. Creo que es algo que va a ser muy positivo para el futuro.

Contemplan una serie de actuaciones dirigidas a mejorar la situación de las trabajadoras. ¿Han sido bien recibidas por el sector?

-Lo han apreciado bien porque responde un poco a lo que nos están transmitiendo. Hemos puesto en marcha un proceso de formación y ha tenido un impacto importante desde el punto de vista anímico. En esta tanda va a estar focalizada a la gestión de la ansiedad y el estrés. Por otro lado, vamos a poner en marcha también un dispositivo para darles ayuda psicosocial online a todas las trabajadoras.

¿El conflicto laboral que arrastran las residencias desde hace más de dos años ha afectado de alguna manera a la gestión de la pandemia?

-Con la pandemia no ha habido espacio ni para el conflicto laboral ni para la huelga. Nosotros reclamamos unos servicios mínimos del 100% porque no cabe hacer frente al covid, con todos los protocolos que tenemos establecidos, con un ratio de personal por debajo. Pero no creo que en el control de la pandemia haya tenido nada que ver. De todas formas, en los grupos territoriales que tenemos me miran con envidia porque los ratios que tenemos en Gipuzkoa no tienen nada que ver con los que tienen en otros territorios. ¿Esto quiere decir que nos conformarnos? No. Hemos decidido incrementar el ratio de atención directa en torno a 18 minutos por persona y día, algo que está cifrado en 12 millones. Ahora en las residencias hay que hacer muchas cosas que antes no se hacían, como es la preparación de las visitas. Creemos que hay que hacerlo y, pese a tener el ratio más alto comparativamente hablando, no nos conformamos y damos un paso adelante tanto en los ratios de psicólogos y pedagogos como en atención directa.

¿Pueden estas medidas ser un paso adelante para desatascar el conflicto?

-El conflicto no está relacionado con las medidas. La prioridad está en la atención a las personas que están en las residencias y la contención del covid, manteniendo el nivel de atención, y para eso ponemos en marcha estas medidas. Cuando tenemos reuniones con las patronales y con los sindicatos, les instamos a que lleguen a acuerdos. Más allá de ahí, nosotros estamos volcados a contener el covid. También es cierto que en los dos últimos años hemos incrementado la tarifa para cumplir con los acuerdos parciales que se han adoptado en la mesa. Pero más allá de instar a que alcancen acuerdos, nuestra responsabilidad es garantizar la atención y tomar medidas que redunden en un mejor control de la pandemia.

¿Ven posible una solución a corto o medio plazo?

-Debiera ser posible porque la situación que estamos viviendo necesita un acuerdo, aunque sea temporal, que nos permita a todos volcar todos los esfuerzos en la contención del covid.

Si echa la vista atrás, ¿cuál ha sido el peor momento de la pandemia?

-Ha habido varios. Psicológicamente el más duro fue en torno a la Semana Santa, fue una semana verdaderamente dura. La primera ola fue dura porque tuvimos muchos positivos concentrados en 85 días. También fue complicada toda la organización de la desescalada, pensar cómo volver a abrir recursos que se habían tenido que cerrar. Y lo más próximo, ahora, cómo conjugar tener todos los recursos abiertos y a la vez controlar la pandemia. Hay que levantar la cabeza, mirar hacia el futuro y ver los pasos que hay que dar para consolidar el modelo guipuzcoano, para no retroceder, y seguir avanzando en el modelo que queremos es complicado.

¿Han hecho autocrítica o han pensado qué ha podido fallar para que se registren unas cifras tan altas de fallecidos?

-Lo que hemos hecho ha sido un informe externo que nos ha servido para recoger la percepción que han tenido diferentes agentes en las residencias y ver en qué podemos mejorar y qué cosas podemos hacer de otra manera. La comunicación es una de ellas, se impone la necesidad de compartir, de equilibrar medidas para posibilitar que el impacto sea menor y es algo difícil, porque estamos en el hilo del alambre continuamente.

¿Qué papel han jugado las PCR y los cribados masivos en el control de la pandemia durante esta segunda ola?

-Es clave. En esta segunda ola hemos hecho más de 61.000 PCR entre residentes y trabajadores. La PCR no te cura, pero es un instrumento súper valioso para actuar rápidamente. Eso, unido a los centros de referencia a los que derivamos a los asintomáticos y los casos leves, permite que se pongan cortafuegos dentro de las residencias. Aunque luego hay que ver cómo entra el virus en el centro, porque no es lo mismo que una residencia tenga 23 trabajadoras positivas o que entre porque una visita ha dado positivo o por una salida puntual. Incluso la suerte juega también un factor importante en la transmisión.

Gipuzkoa lleva años apostando por una atención centrada en la persona. ¿La pandemia ha cambiado algo esta cuestión?

-El covid nos ha puesto en muchos aprietos, pero nos ha ratificado en la apuesta que nos habíamos marcado en el sentido de fomentar la atención en el domicilio, vincularlo con la comunidad, y establecer una colaboración muy estrecha entre el sistema sanitario y el social. Queremos centrar el modelo residencial en la atención de la persona y esto, que es muy fácil de decir, es muy complicado llevarlo a la práctica. Pero ya habíamos iniciado un camino y no nos va a parar. Contemplo el futuro con optimismo en este sentido porque es el gran reto que tenemos. Las medidas que hemos implementado ponen el foco en esto. Duplicar los ratios responde a mejorar la salud psicoemocional de los usuarios, pero también de centrar la atención en la persona. No queremos que el covid nos haga estancarnos ni retroceder. El año que viene va a ser muy duro todavía, pero el modelo residencial de Gipuzkoa va a salir muy reforzado de esta pandemia.

Siendo los residentes los primeros que van a recibir las vacunas, ¿tienen alguna previsión de cuándo se van a empezar a dispensar en Gipuzkoa?

-Tenemos iniciado ya el trabajo de traspaso de información con el Gobierno Vasco, que es el competente y el que nos marca las pautas. Queremos organizar un sistema de vacunación lo más rápido y amplio posible. Estamos a lo que nos dicte el Departamento de Salud, pero no conocemos plazos. Lo que sí nos han transmitido es que los trabajadores y usuarios van a estar en la primera tanda de la vacunación. Eso no quiere decir que esté todo hecho para enero y febrero.

Durante el confinamiento se activó un programa para atender a las personas sin hogar. En esta segunda ola, ¿se ha trabajado con ellos?

-La pandemia ha favorecido que los tres niveles institucionales que conforman el sistema de servicios sociales -ayuntamientos, diputaciones y Gobierno Vasco- nos coordinemos mejor y, sobre todo en el ámbito de las personas que están en situación de exclusión más grave, ha habido una coordinación muy estrecha. Con los ayuntamientos hemos puesto recursos en marcha para atender a estas personas y con el Gobierno Vasco hemos puesto en marcha programas para dar una continuidad al proyecto vital de estas personas. Ha funcionado bien y hemos conseguido dar cauce a estos perfiles tan complicados. Seguimos teniendo en Hondarribia un recurso preparado para que estas personas puedan realizar bien los aislamientos y atender bien a los positivos y con los ayuntamientos, fundamentalmente con Irun y Donostia, para trabajar este tema de manera coordinada.

Hasta ahora han gestionado las consecuencias sanitarias de la pandemia pero pronto tendrán que afrontar las socioeconómicas. ¿Qué previsiones tienen de la crisis que se avecina?

-Estamos analizando las consecuencias que va a tener la pandemia en colectivos muy concretos. Creemos que va a haber un repunte de casos de personas con enfermedad mental que se están viendo muy afectadas en su día a día. En este sentido, estamos haciendo un seguimiento muy de cerca. Y desde la perspectiva económica estamos muy atentos porque esas personas que están justitas puede que bajen un peldaño y sufran las consecuencias económicas de esta coyuntura.

¿Se va a reforzar eso de alguna manera en los presupuestos?

-Esa área se va a reforzar. Estamos trabajando junto con Proyectos Estratégicos todo lo que es Elkar Ekin Lanean y ahora no puedo avanzar muchísimo más porque estamos trabajando en ello. Pero en el ámbito de las personas mayores, de la enfermedad mental y la inclusión estamos trabajando incrementos presupuestarios con el objetivo de hacer frente a las necesidades que va a haber. También estamos trabajando con los perfiles emergentes que se van a poner en marcha el año que viene.

"En las residencias se está trabajando bajo mucha presión porque están continuamente con medidas muy rigurosas para poder evitar el COVID"

"Si tenemos una tercera ola, no va a venir determinada porque los usuarios salgan con sus familias sino por el contagio comunitario"

"La situación necesita un acuerdo, aunque sea temporal, que nos permita volcar todos los esfuerzos en la contención del covid"

"Los trabajadores y usuarios van a estar en la primera tanda de la vacunación. Eso no quiere decir que esté todo hecho para enero y febrero"

"Estamos trabajando incrementos presupuestarios en el ámbito de las personas mayores, de la enfermedad mental y de la inclusión"